Por Lusio Kauil
JOSE MARIA MORELOS, 8 de enero.- En el campo nadie está exento de que sea mordido por una víbora y por tanto, en las clínicas rurales debe haber medicamentos para aplicar a las personas que sean víctimas de esos animales ponzoñosos, consideró ayer el comisariado ejidal de Plan de la Noria Poniente, José Antonio Pacheco Novelo.
Dijo que en su comunidad, por ejemplo, existe una clínica muy bonita, pero ahí no cuentan con medicamentos para contrarrestar la picadura de víboras.
Comentó en entrevista, que en Plan de la Noria Poniente un sobrino suyo fue mordido por una víbora de las conocidas como “cuatro narices”.
Dijo que ese muchacho fue llevado a la ciudad de Chetumal con flete pagado, el cual salió carísimo, y cuando llegaron al hospital de la capital del estado, el muchacho ya se estaba muriendo, y por lo mismo lo tuvieron que llevar hasta la ciudad de Cancún.
La autoridad ejidal de Plan de la Noria Poniente consideró que es importante que haya suero antiviperino en todas las clínicas rurales para suministrar a las personas que sean víctimas de la mordedura de las víboras.
José Antonio Pacheco Novelo refirió que actualmente la clínica de su comunidad tiene medicamentos para atender problemas emergentes en esta temporada, pero lo que no hay es el antídoto para mordedura esos animales que abundan por la zona.
El comisariado ejidal pidió a las autoridades del Sector Salud que vean la manera de surtir ese tipo de suero a las clínicas para que cuando muerdan a alguna persona de la comunidad no haya necesidad de sacarla a la cabecera o llevarla hasta Chetumal, sino que en la misma clínica rural se le aplique el antídoto.
El día de anteayer fue ingresado al Hospital Integral de esta ciudad un campesino de la comunidad de La Carolina que había sido mordido por una víbora de cascabel.
No hubiera sido necesario que el productor fuera llevado hasta la cabecera municipal, si en la clínica rural de Othón Pompeyo Blanco hubiera suero antiviperino para que se lo administraran.
El campesino aminoró el efecto del veneno de la víbora con la ingesta de miel de abeja, a fin de que pudiera llegar a esta ciudad para que le aplicaran el antídoto contra la mordedura de la víbora venenosa.