Fernando Alamilla Caamal ha vivido durante más de 21 años en Puerto Morelos; cuando la edad se lo permitía, trabajaba como barrendero en diferentes administraciones públicas, así como directamente con los fundadores del municipio durante 25 años. Al jubilarse, los fundadores, antes de la municipalización de esta dependencia, le otorgaron un crédito para la obtención de un terreno de 25 metros de largo y 10 de ancho en lo que hoy es la avenida Joaquín Cetina Gasca. Pero su patrimonio obtenido con años de arduo trabajo y esfuerzo, se ve amenazado por el ayuntamiento que dirige Laura Fernández Piña, pues ha buscado removerlo debido que su casa está a un costado de las oficinas de la comuna.
“No me voy a ir, si quieren que me vaya, que venga el gobierno y que me mueva, que me diga a dónde y me dé papeles. Me dicen que me van a dar una casa, pero no me dicen ni dónde ni cuándo; sólo quieren que firme un papel para que puedan moverme y seguir su construcción”, aseguró don Fernando, quien nos recibió en su vivienda hecha de madera.
Falta de respeto
“Te tienes que ir pinche viejo”, asegura que fueron las palabras de la edil, quien se ha presentado en varias ocasiones en ese predio para exigirle de diversas maneras que se reubique.
“¿Crees que porque eres licenciada, me vas a hablar así? Yo no te he hablado así, pero si quieres que nos faltemos al respeto puedo hacerlo, yo no te estoy pidiendo nada, ni dinero para comer, sólo que me dejen vivir en mi casa, yo no me muevo de acá, en lugar de ayudarme como gente de Puerto Morelos, me quieres correr”, fue y sigue siendo su respuesta, mientras aprieta la puerta de su morada con la mano; su voz se altera al rememorar el incidente.
Nula ayuda
Ante la situación crítica que viven varios habitantes de esta demarcación por el confinamiento y la pandemia, así como el paso del Huracán Delta, Fernando se las ha visto duras, asegurando que si lo mueven de lugar, tendría que pagar renta y con sus 2 mil pesos quincenales de pensión no podría sobrevivir.
Asegura que la última vez que le ofrecieron moverlo, le dijeron que tendría que volver a pagar su nueva morada, lo cual se le hace injusto, pues asegura ya pagó en su totalidad el predio.
“Yo ya pagué por mi casa, ahorita no tengo los documentos a la mano, debo tenerlos en Chetumal. No entiendo por qué me quieren mover y que pague una casa que no pedí, porque yo ya tengo casa”, insistió.
“Vino igual Panchito Mendoza, me pidió que me mueva, me dijo que me daban una casa, pero yo sé que este predio no es para el municipio, lo van a vender, yo solo me movería si me viene a ver el gobernador”, aseveró don Fernando.
Dijo que las autoridades no se acercaron a ver si necesitaba algo durante el confinamiento; sólo le entregaron dos despensas con una bolsa de arroz, una de frijol, avena y medio litro de aceite. Asegura que tampoco se ha acercado nadie para apoyarlo con las ramas caídas por los vientos de Delta, lo que lo pone en situación de riesgo.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hasta el año 2010 en Quintana Roo había 63 mil 965 personas de 60 años más: 32 mil 503 hombres y 31 mil 462 mujeres.
Además, la entidad es la segunda en el país con el mayor porcentaje de población de 60 años o más económicamente activa, con un porcentaje de 41.7%, sólo por debajo de Chiapas.
Por Brian Lara