A pesar de que hace un mes y medio que inició la campaña de vacunación contra la influenza en Quintana Roo, no se ha concretado ni el 50 por ciento de las aplicaciones ya que hasta el momento sólo se han suministrado 153 mil 719 dosis de las 436 mil 128 destinadas para el estado, lo que representa un 35 por ciento, de acuerdo con la Secretaría de Salud (Sesa) del estado.
Por su parte, el doctor Homero León, jefe de la Jurisdicción Sanitaria 2, dijo que la ciudadanía debe mejorar la cultura de la prevención, pues usualmente sólo asisten al centro de salud cuando una enfermedad ya les causa síntomas graves.
En Quintana Roo la neumonía y la influenza se encuentran en el segundo lugar de causa de muerte, con mil 193 personas que han perdido la batalla contra esta enfermedad; se encuentra sólo por debajo del COVID-19 que este 2020 ha cobrado la vida de mil 864 personas.
El doctor explicó que una vez adquirida una enfermedad, el tratamiento y la atención oportuna favorecen resultados positivos. Sin embargo, como los ciudadanos no acuden con regularidad a los centros de salud para realizar un chequeo de rutina, sólo cuando ya la situación se les sale de las manos, la recuperación es tardía y más costosa.
La campaña contra influenza inició el 1 de octubre y hay módulos semifijos y fijos en unidades médicas, así como brigadas. La vacuna se aplica a la población más vulnerable, que es a partir de los seis meses y hasta los cuatro años y 11 meses de edad, adultos mayores de 60 y más años, embarazadas y personal de salud.
También se aplica a la población considerada de riesgo, conformada por personas de cinco a 59 años con alguna enfermedad como diabetes, hipertensión, cáncer, asma y obesidad, así como personas con COVID-19 posterior a 10 días de su recuperación.
En tanto, la Sesa pide a la población continuar con las medidas preventivas como quedarse en casa y si es muy necesario salir, utilizar el cubrebocas, aplicar el lavado de manos con agua y jabón o usar alcohol gel, mantener la Sana Distancia y no exponerse a cambios bruscos de temperatura.
Por Angélica Gutiérrez