Subteniente López, mejor conocida como Santa Elena, se ubica a 12 kilómetros de Chetumal, Quintana Roo y es considera el principal punto de intercambio fronterizo entre México y Belice.
Sin embargo, tras el cierre de la frontera ocasionado por la contingencia sanitaria por COVID-19, su principal actividad comercial se vio afectada.
Actualmente lleva 10 meses sin ninguna actividad, convirtiéndose en un pueblo fantasma. Solamente permanecen abiertos dos puestos de comida, no hay servicio de transporte y de las 20 unidades del servicio público solo uno funciona.
Entre los pobladores, como el taxista Gilberto Miranda Riveroll se tiene en la memoria las filas que las personas hacían para ingresar y salir de la zona. Las tiendas tenían buenas ganancias, y todo el servicio alrededor.
La fila de automóviles para entrar a la zona libre de Belice era prolongada, casi llegaba al entronque con la carretera federal Chetumal-Bacalar, pero hoy solo quedan los recuerdos.
No ven la recuperación
Aunque de manera extraoficial se informó que la zona libre abriría el 11 de diciembre, sin embargo, no sucedió por los altos contagios de COVID-19 que se tienen en la zona sur de Quintana Roo. Ahora será hasta marzo de 2020.
Miranda Riveroll afirmó que espera 12 horas frente a la garita de Subteniente López en espera de un servicio para ganar unos 80 pesos, aunque en ocasiones no cae nada y prefiere irse al rancho de su padre a trabajar la tierra.
JG