Con 319 casos positivos y 23 defunciones que lo ubican en séptimo lugar de muertos a nivel estatal por COVID-19, para una localidad de 32 mil 714 habitantes, en su mayoría flotantes por ser una demarcación turística, en Tulum parecen no entender que hay emergencia sanitaria por pandemia y que por tanto hay que reforzar las medidas preventivas.
Policías, elementos operativos de Protección Civil, prestadores de servicios, ciudadanos y mucho menos turistas acatan la normativa estatal obligatoria del uso del cubrebocas. Parecen que quienes ahí habitan, laboran o vacacionan, son inmunes a la enfermedad que detuvo al mundo en este año.
Tulum se ha convertido en el municipio “rebelde” de Quintana Roo, pues no respeta las medidas sanitarias establecidas a nivel federal, estatal y municipal. Prueba de ello son las decenas de personas aglomeradas en cajeros, parques y terminal de autobuses, sin respetar la Sana Distancia. Incluso, responsables del manejo de alimentos, como los carniceros del mercado central, atienden sin ninguna medida de higiene ni prevención, poniendo en riesgo tanto a clientes como a los propios despachadores.
De igual manera, taxistas, choferes de transportadoras y público en general, circulan sin cubrebocas.
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En un recorrido en los dos puntos con mayor afluencia de personas en el centro de la ciudad: el palacio municipal y la llamada “mini Quinta”, equipo de Por Esto! captó a muchas personas caminando tranquilamente; de hecho, muchos turistas son atendidos por prestadores de servicios quienes traen el cubrebocas a la mitad de la cara, en el cuello o sin él, como si no fuera un riesgo mortal para ambos el no cumplir con esta disposición obligatoria.
Descontrol de día y de noche
En la zona de playas públicas no hay control o filtro sanitario en ninguno de los accesos; ya en la arena, los visitantes no respetan la Sana Distancia entre ellos, así como con visitantes contiguos; todos andan sin cubrebocas ni gel desinfectante, conviviendo tranquilamente como si no hubiera riesgo sanitario.
La vida nocturna en Tulum tampoco refleja ninguna protección sanitaria, pues en diversos restaurantes se puede notar que se rebasa el límite establecido de personas por local comercial, el cual es de 60 por ciento, según el Semáforo Epidemiológico estatal.
La autoridad se encuentra ausente; no hay vigilancia ni control por parte de ninguna dependencia, pues hasta el momento las revisiones han sido esporádicas, pero con deficiencias, pues se han encontrado casos de corrupción por parte de algunos establecimientos, quienes modificaron sus conceptos implementando menús alimenticios para operar, pero sin respetar ningún tipo de control sanitario.
Organizaciones no gubernamentales y ciudadanía en general han solicitado a las autoridades poner atención ante esta situación que podría incrementar los contagios por COVID-19 en la zona, pero hasta el momento no han realizado acción alguna.
Tulum se hizo viral en los últimos días, no por sus playas de hermoso azul turquesa o sus resultados en el combate a la propagación de COVID-19, sino por la realización de un festival en el cual había de todo, menos protocolo sanitario, trayendo como resultado que el Aeropuerto Internacional de Calgary manifestara que recibió dos vuelos procedentes de Cancún con pasajeros que dieron positivo a SARS-CoV-2: El primero arribó a suelo canadiense el 28 de noviembre, con número de vuelo 2311 de WestJet y el segundo llegó al día siguiente con el número de vuelo 2313 de la misma compañía, de los cuales según autoridades estatales, no se recibió ningún tipo de información por parte de la embajada canadiense, así como restricción de viaje a nuestro país.
Hoteleros dicen que es responsabilidad de todos
Representantes del sector hotelero aseguran que si bien el gobierno está obligado a presionar a los ciudadanos a cumplir las reglas, es también responsabilidad de los gobernados y turistas acatar los lineamientos.
“Recientemente circularon notas referentes a un evento que se hizo en Tulum a mediados de noviembre, que luego se supo fue una fuente de contagio importante; sí, ciertamente el gobierno debe estar pendiente para hacer cumplir las normas, pero ojo, también hay algunos visitantes irresponsables que ponen en riesgo vidas humanas en nuestro destino y a nuestros colaboradores. Cuando se hacen estas fiestas, sí mal gobierno, pero también hay cientos o miles de asistentes francamente inconscientes”, manifestó David Ortiz, representante de la Asociación Hotelera de Tulum.
Actualmente la ocupación hotelera en ese municipio es 31.6 por ciento, muy lejana a la cifra para estas mismas fechas de 2019, cuando registró 89.4 por ciento, situación que preocupa a los hoteleros, pues la mayoría de turistas que visitan ese destino son originarios de Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña.
“Tenemos una tendencia al cierre de Estados Unidos, Reino Unido e Inglaterra; yo creo que estamos proyectando una imagen muy inadecuada en términos turísticos. Vivimos del turismo, cuidemos de él, cuidemos de nosotros, démosle al turismo protección y seguridad, cuidemos a nuestros colaboradores y de los lugareños; es un esfuerzo compartido, tenemos que entender que si esto se complica por no seguir las normas, vamos a regresar a los meses sin actividad, eso no lo podemos permitir”, manifestó David Ortiz.
Ni las multas los detienen
Por su parte, autoridades municipales aseguran que pese a la imposición de una multa superior a los cuatro mil pesos, la ciudadanía no entiende que debe protegerse, mientras que en el sector hotelero reconocen que ha habido centros de hospedaje y restaurantes que no han respetado los protocolos sanitarios, por lo que ante su reincidencia, ya ha sido necesaria la intervención de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). "Se aplican sanciones, que van desde una multa hasta la clausura, pero siendo honestos depende mucho de la idiosincrasia de la gente, pues no solamente a nivel estatal hay multas y sanciones, en Tulum hay una disposición para multar a quien no respete estos protocolos, de forma administrativa, económicamente o con trabajo comunitario. De hecho, la sanción más elevada que hay según el artículo 30 de la ley municipal, indica que se deberá multar a quien no use cubrebocas con 4 mil 880 pesos, pero aun así la gente no hace caso", aseguró Salvador Ibarguen director de Salud.
Ante la contingencia y urgencia de tomar medidas más eficientes que una bocina sobre la avenida principal para persuadir a los peatones sobre el uso adecuado del cubrebocas, funcionarios municipales también se olvidaron de las medidas sanitarias establecidas, pues no respetaron la Sana Distancia en la entrega de canastas navideñas por parte del ayuntamiento.
Sin autoridades responsables, ni acciones para asegurar que se cumplan los protocolos establecidos para evitar la propagación del COVID-19, es como Tulum cerrará el año, a la deriva de la pandemia más mortal e importante de la época moderna.
CG