“Desde el punto de vista ambiental, ha disminuido la población del pepino de mar; económicamente, los pescadores invierten más en recursos energéticos y logísticos para alcanzar nuevos caladeros; y socialmente, se han constatado disensiones entre los pescadores que acatan las normas y los que no”, lo anterior forma parte de los puntos concluyentes del estudio científico “Tensiones y conflictos territoriales en la pesca ribereña del Estado de Campeche, México (2013–2018)”, realizado por tres universidades nacionales.
Los puertos que fueron tomados en cuenta por el estudio, fueron Isla Arena, San Francisco de Campeche, Lerma, Seybaplaya. Villa Madero, Champotón, Sabancuy, Isla Aguada, Ciudad del Carmen, Nuevo Campechito, Atasta y Palizada.
El Estado de Campeche, con 425 kilómetros de costa en el Golfo de México, ocupa la séptima posición entre los estados mexicanos en volumen de producción pesquera y valor. El estudio tomó en cuenta testimonios de hombres de mar y decenas de publicaciones periodísticas.
En el Estado incrementaron acciones como la actividad sin permiso, la utilización de artes ilegales y la captura de especies vedadas pero demandadas internacionalmente.
La investigación, advierte que poco más del 3 % de la población activa ocupada del Estado se dedica a la pesca de bajura o ribereña.
Las principales especies campechanas por su volumen son el jurel (entre 2013 y 2014 se incrementó un 72%), el pulpo (únicamente creció un 1%), el camarón (aumentó un 33%) y la sierra (se acrecentó en un 89%). De estas especies, el camarón y el pulpo son respectivamente de alto y medio-alto valor económico, les siguen el robalo y el mero.
La “otra cara de la moneda”, refiere literal el estudio sobre el Estado, al aumento de las actividades ilegales que han sabido aplicar métodos de evasión de toda norma y control. Estas acciones se relacionan con la práctica de la actividad sin permiso de pesca, la utilización de artes ilegales –también alegales– y la captura de especies que se hallan bajo distintos tipos de veda.
Según la información analizada en las noticias periodísticas, las categorías en las que se exponen los dos ejes temáticos –tensión y conflicto–, son ocho: arte, veda, equipo, recurso, pescadores, administración, costos y precios y otras actividades.
Arte
Se fundamenta en las tensiones y los conflictos territoriales generados por el uso de técnicas y artes de gran eficacia no permitidos o no reglamentados; sobresalen: el buceo con apoyo de la compresora utilizando además la fisga, el arpón o el gancho; las redes con luz de malla inferior al permitido; el chinchorro playero; los botes de plástico pintados de negro y atados a un cordel en forma de línea para la captura del pulpo.
Veda
El tiempo es otra magnitud que sirve para regular la actividad pesquera: la veda se convierte en el momento en el que se impide pescar, advierte el estudio.
Se constatan vedas de tipo permanente, como la que atañe desde el año 2012, a todas las especies de pepino de mar en las aguas de Campeche. Otras temporales, como la del cazón que se aplica cada año en los meses de mayo y junio; el pulpo se veda desde el 16 de diciembre hasta el 31 de julio; el camarón siete barbas tiene veda del 1 de mayo al 30 de septiembre.
No todas las especies que se capturan disponen de veda, las llamadas “de corrida”, como pargo, el jurel, la lisa, la bandera; pueden pescarse durante todo el año. La categoría veda no registra conflictos aunque sí tensiones como las expresadas en los continuos llamamientos de la autoridad explicando las sanciones a las que el pescador se expone si las viola (acción disuasoria), refiere el documento.
También se manifiestan por medio de las protestas de los pescadores debido al establecimiento de vedas que no creen ajustadas a la realidad de la especie. La veda, por tanto, es un ente regulatorio que sigue configurando las dos territorialidades de la actividad pesquera comercial ribereña.
Equipo
Esta categoría se refiere a motores y embarcaciones. Las embarcaciones menores son el medio esencial para practicar la pesca de bajura, normalmente tienen un máximo de tripulación de tres pescadores: superar el número establecido en el permiso contraviene la ley. Las tensiones en este apartado se expresan vía denuncia pública de los motores y las lanchas no registrados que operan sin permiso; embarcaciones clonadas, es decir con el mismo nombre y copia de un permiso y que se niegan a pasar las revisiones.
Los conflictos incluyen el robo de embarcaciones y motores ya sea a pie de playa o en alta mar. Igualmente el daño a los equipos como su quema -como la registrada esta semana en La Zanja- integra el abanico de conflictos entre pescadores legales e ilegales.
Administración
El conjunto de instituciones que representa a los poderes públicos y que tiene como objeto fortalecer la territorialidad de la legalidad haciendo valer la normatividad, como por ejemplo: el control del esfuerzo pesquero; la aplicación de las vedas; la vigilancia de los artes empleados; la determinación de las tallas y cuotas para cada especie comercial; la definición de los programas de fomento y los proyectos productivos; en definitiva, la defensa de la legalidad. Sin embargo, no todos los pescadores están de acuerdo con la legislación vigente o con parte de ella y acusan a las instituciones de inflexibles.
Así se inician acciones que tensionan la relación entre la administración -pública- y el gremio. Los pescadores denuncian vedas a destiempo, demandan nuevos permisos de pesca, piden mejoras en la distribución de los apoyos económicos (señalan que éstos sólo se entregan a permisionarios y no a los pescadores jornaleros) y solicitan pensiones en el sector para los pescadores veteranos.
De la misma manera, exigen estudios de la calidad del agua por la presencia de la minería petrolera y de otras actividades económicas (cementera y agrícola). Cuando la negociación no es posible, se pasa a otra fase: la del conflicto. Los pescadores normalmente bloquean vías de comunicación a manera de protesta, puntualizó el informe.
(Texto: Agustín Ferrer / Fotos: Especiales)