Por María Luisa Vázquez
Las calles de Cancún, donde todos los días y a todas horas se padecen problemas de movilidad, desde ayer están casi desiertas.
Además de que desde este lunes miles de alumnos salieron de vacaciones y miles que trabajadores están en “temporada solidaria” a falta de turistas en los hoteles, la gente prefiere no salir de su casa a exponerse a algún contagio en la calle, y menos a gastar con lo que tendrá que sobrevivir en días o semanas.
Mientras que en las oficinas municipales sólo deambulan los empleados, donde es escasa la presencia de contribuyentes para hacer algún trámite o pago ante alguna dependencia municipal.
Los que llegan a la Tesorería Municipal se cuentan con los dedos de la mano, y esta misma tendencia seguiría en los próximos días.
En el ambiente de la ciudad se respira incertidumbre, y hasta en el icónico parque de Las Palapas, donde a todas horas es común ver a la gente que va a comprar sus alimentos, hoy luce con pocos comensales. Lo mismo que los pequeños negocios de comida que están alrededor.
Los centros de abastos de las colonias populares también empiezan a padecer los estragos de la casi nula ocupación hotelera.
En la Región 95, donde todas las mañanas se genera una alta afluencia de consumidores, ayer se vio semivacío. Los empleados de diversas empresas de la zona acuden al lugar a comprar sus alimentos y bebidas, mientras que los vecinos acuden a la carnicería, por frutas y vegetales o abarrotes. Sin embargo, ayer la imagen fue otra.
Lo mismo en la Región 94 que son de las colonias que se fundaron a principios de los noventas, cuyos residentes son de origen yucateco, se repite lo mismo de la Región 95. No hay clientes.
Mientras que los restaurantes se desplomaron en sus ventas, algunos optaron por publicidad en redes sociales para vender su producto a domicilio, a través de Rappi o UberEats.
Una empresa panificadora aprovechó la invitación de la dirección de Gestión Social y llegó al Palacio Municipal a vender su producto, con la condición de un 30 por ciento de descuentos, lo que aprovecharon cientos de trabajadores del gobierno de Cancún, y se hizo extensivo para la gente que se mueve en los alrededores de las oficinas municipales.