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Quintana Roo

Por Salvador Canto

 

Un domingo diferente se vivió en las playas de Cancún, pues contrario a otros años que los balnearios lucían atiborrados de familias en un domingo de “resurrección” en plena Semana Santa, el de ayer fue todo lo contrario al permanecer completamente vacías tras las medidas instauradas por las autoridades para evitar una propagación de la pandemia del COVID-19 que ya ha cobrado 17 muertes en Quintana Roo, siete de ellas en Cancún hasta la tarde de este día.

“El que las playas se mantengan vacías, significa que han comenzado a dar resultado las restricciones de las autoridades y el hecho de colocar cintas amarillas en los accesos a las playas públicas de Cancún, fue una buena idea”, explicó el propietario de un club de playas que acudió ayer domingo con un permiso de la policía para retirar productos del área que ocupa en una zona federal.

En un recorrido efectuado ayer domingo, se pudo observar que incluso en los filtros de ingreso a la Zona Hotelera, las autoridades son más estrictas para impedir que pase gente que nada tiene que hacer en la parte turística, pues además los hoteleros han comenzado a reforzar la vigilanciade sus instalaciones actualmente cerradas por la falta de huéspedes, con personal de seguridad privada con permiso para el uso de armas de fuego.

Sin embargo, a pesar de estas medidas, en algunos casos hay gente que busca evadir tanto los puestos de control como violar las medidas instauradas por las autoridades como es el caso del conductor del taxi número 7129 que se pasó la cinta amarilla colocada por la policía en un área de mangle en la tercera etapa de la Zona Hotelera para evitar el ingreso de gente que regularmente acude a pescar.

Durante el recorrido, en Playa Delfines se pudo notar que enfrente del parador fotográfico de Cancún, fue colocada una cuatrimoto para evitar que cualquier curioso se acercara a pretender tomarse alguna instantánea.

En contraste y de no ser por el coronavirus, para estas fechas las playas de Cancún deberían de lucir repletas de bañistas tanto nacionales que año con año disfrutan de la Semana Santa junto con familias locales, así como de turistas extranjeros.

Sin embargo, la realidad es completamente contraria debido al problema sanitario mundial y que en la parte turística ha representado un fuerte golpe que ha generado una drástica caída de la ocupación hotelera y por ende, el cierre de al menos 125 centros de hospedajes equivalentes a 38 mil 078 cuartos que hoy están vacíos.

Pequeños restaurantes y múltiples negocios a la orilla de las playas, así como de servicios náuticos, se encuentran completamente paralizados y sus propietarios, esperan que todo esto pase lo más pronto posible.

Valerio Alamilla Esquivel, propietario de un restaurante en Playa Tortugas, lamentó que esta situación de la pandemia siga incontrolable en el mundo y también a nivel local.

“Solo nos queda encomendarnos a Dios para que esto pase pronto y Cancún vuelva a levantarse y las playas estén llenas de turistas como siempre”, comentó ayer mientras llegaba a inspeccionar su restaurante y a dejarle alimentos a las personas que se lo cuidan.

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