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Quintana Roo

Regreso a clases, un riesgo para la salud pública

Eva Murillo

 

El regreso a clases presenciales en Quintana Roo –donde al menos nueve menores de edad han contraído COVID-19- sería riesgoso para la población infantil, sobre todo en los sitios donde siguen reportándose contagios y el número de muertes aumenta.

Según el mapa por municipio de los casos de COVID-19, emitido por la Dirección General Epidemiológica (DGE) este viernes, en la entidad ocho niños, en un rango de edad de los 0 a 9 años, han contraído el virus, así como otras ocho personas de entre 10 y 19 años de edad.

En Cancún ha sido registrado el 74 por ciento del total de los casos positivos en todo el estado; en este destino turístico dos niñas y tres niños de entre 0 y 4 años contrajeron el virus y dos menores de entre 10  y 14 años también.

El virólogo Jesús Torres Flores, explicó que este sector de la población, al no desarrollar sintomatología o que ésta sea leve, las infecciones por SARS-CoV-2 pueden pasar desapercibidas, lo que representa un riesgo de contagio importante, en particular en sitios donde los niños conviven entre ellos, por ejemplo las escuelas.

En Isla Mujeres también hay casos de niños positivos a COVID-19, pues una niña de entre los 0 y 4 años de edad fue hospitalizada tras salir positiva en la prueba.

Torres Flores, quien además es investigador posdoctoral en la universidad Autónoma de la Ciudad de México, explicó que todas las personas, independientemente de su edad, pueden infectarse con SARS-CoV-2, que es el virus causante de la enfermedad COVID-19. Sin embargo, los estudios en varias partes del mundo sugieren que la gran mayoría de los niños no desarrollan cuadros clínicos graves al infectarse con SARS-CoV-2.

Para el regreso a las aulas, el virolólogo señaló que los lineamientos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) al respecto, aún no están disponibles.

“El semáforo emitido por la Secretaría de Salud (Sesa) es útil para tomar acciones en este sentido. Las actividades escolares presenciales sólo deben reactivarse cuando el semáforo esté en verde, es decir, cuando no haya circulación activa del virus en la comunidad. De lo contrario, se deberán tomar medidas de distanciamiento más estrictas, en particular en escuelas de educación básica”, dijo.

La Secretaría de Educación en Quintana Roo, informó que en Cancún hay escuelas con salones que tienen hasta 38 alumnos tomando clases presenciales y en algunos casos de hasta 40 menores.

“La ‘Nueva Normalidad’ como se le ha llamado, debe considerar medidas que permitirían el regreso a clases. Es riesgoso ya que el virus no dejará de circular en el país, sin embargo, no se puede mantener el encierro hasta que haya una vacuna disponible. Por lo mismo, el regreso debe considerarse, estableciendo perfectamente las medidas a tomar en caso de ocurra un rebrote de la enfermedad, ya sea en octubre o en algún otro momento de este año o el año próximo”, remarcó el investigador.

En el municipio Solidaridad un niño y una niña del rango de edad de 5 a 9 años, dieron positivo a COVID-19; así como un joven y una joven en el rango de 15 a 19 años; en Benito Juárez también hay registro de dos mujeres de entre 15 y 19 años.

Las comorbilidades, incluso en los niños, “son un factor muy importante para la manifestación de cuadros severos de COVID-19, (…) aunque, en muy bajo porcentaje, los niños también pueden desarrollar neumonía al infectarse con SARS-CoV-2, sin embargo, aún no hay suficientes estudios que nos permitan saber, de todos los niños con cuadros severos, cuántos tenían alguna comorbilidad”, comentó el virólogo.

En los menores, las dos comorbilidades más comunes son la obesidad y la diabetes. En México, éstas representan un problema grave de salud pública, no sólo en la población adulta sino también en los niños, lo cual los coloca dentro de la población de riesgo, abundó.

En el contexto de que los menores podrían ser asintomáticos, Torres Flores, explicó que poder identificar a una persona asintomática es básicamente imposible, a menos que se apliquen las pruebas moleculares necesarias para la detección del SARS-CoV-2. Por lo mismo, no hay ninguna medida que pudiera resultar útil salvo el aplicar pruebas de forma masiva a los niños, lo cual no es humanamente posible.

 

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