En el marco de la celebración del Día del Abuelo, este 28 de agosto, el número de adultos mayores -según estimaciones del Consejo Nacional de Población- Quintana Roo cuenta con una población de 119 mil 365 adultos de 60 años y más, de los cuales, 60 mil 591 son mujeres y 58 mil 774 son hombres.
En Solidaridad, la población de adultos mayores -de acuerdo con el Plan Municipal de Desarrollo 2018-2021- es de un aproximado de siete mil 121 personas, de las cuales tres mil 608 son hombres y mujeres tres mil 513, de edades de 60 años a 75 años y más. Estos datos fueron obtenidos de las proyecciones de México y las entidades federativas 1990-2030 del Consejo Nacional de Población (Conapo).
Don Pascual Valencia Cruz, de 75 años, radica en la colonia irregular El Sauce, cerca de la delegación de Puerto Aventuras, vive en una casita endeble con techo de lámina y es visitado por dos de sus hijos que viven en Playa del Carmen que velan por su seguridad y cuidado, los otros dos viven en Tabasco.
“A mi edad tengo la dicha de haber visto a mis ocho nietos y cinco bisnietos, tres mujeres y dos hombres, por lo que la vida me ha tratado muy bien”.
Don Pascual trabajó más de 50 años en el ramo de la construcción y ahora cuando los años pesan dice: “Aún me siento fuerte y acompañado de mi machete, aquí nadie entra y por lo menos no se van completos si alguien me quiere quitar de este lugar”.
El señor aún logra ponerse de pie y al vivir solo está acostumbrado a los embates de la lluvia y el calor. Cuando puede viaja a Playa del Carmen o le llama a sus hijos para visitarlos, recoge leña para subsistir y hace trabajitos como aplanado de patios, pone bardas y cuida casas, aún a sus 75 años está activo.
Por el lado contrario, Don Chepe, como lo conocen en las calles, de 69 años, se encuentra con una discapacidad en sus piernas, por lo que mediante esfuerzos de vecinos donaron una silla de ruedas con la que se desplaza desde un pequeño cuarto donde vive con otra persona que le da un lugar donde dormir.
Don Chepe se gana la vida pidiendo unas monedas al colocar un sombrero afuera de un establecimiento de venta de alimentos.
Hace unos meses, antes de la pandemia, el don recibía a los comensales con un “Buenos días, pásele a comprar sus taquitos” y cuando los clientes se iban repartía bendiciones.
Con la pandemia son pocos los clientes que acuden, pues en su mayoría las órdenes son para llevar, por lo que es más difícil para el sexagenario tener dinero para sostenerse, aun así los dueños del negocio lo ven llegar diariamente, sin falta.
Don Eulalio Jiménez, de 72 años, originario de Chiapas y con 12 años de vivir en Playa del Carmen, trabaja como chapeador de pasto, limpia patios y terrenos llenos de maleza donde cobra desde 100 a 150 pesos dependiendo del área y aprovecha para recoger escombro y chatarra como otra alternativa. El adulto mayor vive con su esposa y una hija, la que trabaja en hotelería.
Desde las 9:00 de la mañana, don Eulalio sale acompañado de su triciclo a recorrer las calles para buscar el sustento, aunque sabe que cuenta con el apoyo económico de su hija.
“Ya sea que llueva, haga frío, o esté el sol en su punto, yo salgo a buscar la manera de llevar dinero a la casa y no ser una carga para mi familia. Yo me acostumbré a trabajar desde que estaba chamaco y seguiré haciéndolo hasta que Dios me preste vida”.
Contrario a muchas personas que perdieron su trabajo con la contingencia sanitaria y el "encierro” como dice él, ha mantenido su labor de chapear y recoger chatarra, pues señala: “ahora la gente mayormente está en sus casas y cuando paso ofreciendo el podado o llevarme sus deshechos acepta”, “sólo cuando llega la lluvia es cuando se complica la situación”, apuntó.
Por Irelis Leal