Las personas que se atienden de manera psicológica, después de que un familiar o ellos mismos enfrentaron el COVID-19, sienten que la recuperación emocional es más difícil de enfrentar por el rechazo social que viven día con día, la sociedad aún no comprende que es una enfermedad que se cura después de cierto periodo, sin embargo, las personas estigmatizan al paciente y por ende a la familia, explicó Laura Álvarez Alvarado, directora de la Clínica de Asesoría Psicológica en Cancún.
En Quintana Roo, más de 19 mil familias han enfrentado al coronavirus y es una posibilidad que sufran o estén sufriendo rechazo social.
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La psicóloga dijo que este miedo que genera entre la sociedad es más común de lo que parece, es más, aseguró que esto ha pasado con cualquier enfermedad que es contagiosa, este miedo es generado por la falta de conocimiento ante algunos padecimientos, por ejemplo anteriormente decir que una persona era portador del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) era motivo para que nadie se le quisiera acercar, en los trabajos era rechazada y ni qué decir de un abrazo, hasta que poco a poco la sociedad entendió cómo era la forma de contagio.
Si bien el COVID-19 no permite la cercanía como en el caso del VIH, este tiene un periodo de recuperación, sin embargo, la gente que está a su alrededor lo percibe como un peligro y por eso toma actitudes negativas tanto para el enfermo como para con su familia.
Lo primero que se debe hacer para evitar un rechazo social es espetar la privacidad y confidencialidad de la información de quienes buscan atención médica y de quienes pueden ser parte de alguna investigación de rastreo de contactos, esto va a permitir que cuando ya se recuperen físicamente, también recuperen su vida con normalidad.
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el estigma social en el contexto de la salud es la asociación negativa entre una persona o un grupo de personas que comparten ciertas características y una enfermedad específica.
En un brote epidémico, puede significar que las personas sean etiquetadas, estereotipadas, que se les discrimine, que se les trate por separado o que experimenten una pérdida de estatus debido a una percibida conexión con una enfermedad.
Este tipo de trato puede afectar negativamente a quienes tienen la enfermedad, así como a quienes los cuidan, a sus familias, amigos y comunidades. Las personas que no tienen la enfermedad, pero comparten otras características con ese grupo, pueden también sufrir estigmatización.
CG