Sin lugar a dudas, todos los seres humanos poseemos un don en la vida y una misión que cumplir en la tierra, pero cuando ese regalo se convierte en un estilo de vida, hay que dejar que las cosas fluyan, tal y como le sucedió a “Chuchito”, el único tecladista invidente que alegra el corazón de los cozumeleños con su música; uno de sus sueños es traspasar fronteras y tener su propio tráiler para trasladar su equipo.
“Chuchito” nació en la ciudad de Cancún, pero desde bebé sus padres lo trajeron a Cozumel. Durante su nacimiento, su madre, Cristina Balam Martin, tuvo un parto prematuro y muy complicado, por lo que tuvo que estar en incubadora por largo tiempo, para después ser llevado a la ciudad de Mérida para continuar con su tratamiento.
Fue una etapa muy angustiante para sus padres, pero pocos imaginaron que Jesús Santiago Herrera Balam, nombre con el que fue bautizado “Chuchito”, traía algo especial que lo hacía diferente.
Chuchito fue creciendo, pero no fue hasta sus primeros años de vida que sus padres se dieron cuenta que era invidente, pero la sorpresa fue todavía mayúscula cuando cumplió 10 años de edad y sus padres lo empezaron a llevar al coro de la Iglesia de la localidad, fue ahí donde descubrieron su verdadero talento: el teclado, siendo las canciones religiosas su inicio en el mundo musical.
Al cabo de un tiempo “Chuchito” decidió incursionar en otros géneros como la cumbia y la música tropical, aunque la primera canción que tocó fue “Amor Eterno”, que le hace recordar “el amor infinito e invaluable que recibe de sus padres”.
Sobre cómo una persona invidente puede tocar diversos géneros y temas en el teclado, la respuesta es sencilla, con solo escuchar las canciones y por medio del tacto “Chuchito” fue sacando y dominando el amplio repertorio que hoy posee, explotando lo que él denomina “el Don que Dios me dio”.
Llegó el día en que Jesús decidió formar su propio grupo musical al que llamó “Chuchito y su Nueva Generación” en alusión a la Colonia donde vive y está integrado por Gabi Suaste, vocalista timbalera, Betty Santos vocalista y el timbalero oficial Faini Aké, quienes en ocasiones son apoyados por Juanito May, otro de los músicos jóvenes de la isla.
Desde entonces comenzaron a tocar en fiestas, reuniones y todo tipo de eventos sociales, pero con la aparición del coronavirus los contratos cayeron y por consiguiente la economía también.
Antes de la pandemia, entre su padre y él mismo ya habían reunido el dinero que necesitaban para comprar un teclado nuevo, pero dadas las circunstancias y debido a la falta de trabajo, tuvieron que gastarlo en comida y necesidades del hogar.
Hoy Chuchito busca apoyo para comprar un nuevo teclado y así seguir ayudando a sus padres y alcanzar su sueño de ser un gran artista.
MR