En Hondzonot, una comunidad de la zona maya, ubicada a 56 kilómetros de Tulum se escribe una de las historias dignas de contar y es que un grupo de mujeres mestizas, amas de casa y trabajadoras, se atrevió a romper el estereotipo de un pueblo conservador donde las mujeres estaban destinadas a los quehaceres del hogar y al cuidado de los hijos, al salir con huipil y descalzas a un campo de béisbol para hacer lo que más les gusta, sin miedo al qué dirán, al jugar un deporte como el softbol, considerado para hombres y juntas se unieron para formar el equipo de las Diablillas.
Las 18 jugadoras de la comunidad, en tan poco tiempo de haber iniciado en el deporte de la “pelota suave” gracias a su pasión por el beisbol, han demostrado que “cuando se quiere se puede”, pues a pesar de que son mujeres, pero sobre todo a las carencias, han llegado tan lejos, al grado de colocar a su equipo y a su pueblo, en los ojos de la nación.
“Cuando empezó todo esto era un sueño que supieran de nosotras, igual lo de viajar, pero cuando haces las cosas bien y vas avanzando a pesar de todos los obstáculos sales adelante y creo que eso se está logrando; vamos a seguir adelante a ver dónde llegaremos con este equipo, la meta es ser las mejores a pesar de todas las críticas, de que digan de que no podemos, estamos demostrando que poco a poco este equipo va avanzando”, apuntó la capitana, Fabiola May Chulim.
El sueño comenzó un 19 de diciembre de 2018, cuando se organizó un cuadrangular de softbol en el pueblo de Sahcab Mucuy, otra comunidad de la zona maya del Estado. Fue allá donde inició esta particular historia que incluso ha llegado a ser conocida por el presidente de la República mexicana, Andrés Manuel López Obrador.
A partir de ese día, este grupo de mujeres decidió escribir su propia página en el softbol y es que, a pesar de ser blanco de las críticas por parte de su comunidad, ellas mantuvieron, la motivación y el gusto por esta disciplina y en la actualidad cuentan con jugadoras de edades desde los 14 hasta los 37 años.
Las Diablillas Mestizas, como originalmente se llama el equipo, surgió de la fusión de las Diamantes y Faisanas, otros equipos que participaban en ese entonces en la zona y que jugaban con unas pelotas de tenis con los conocimientos básicos en este deporte.
“Empezamos a jugar porque veíamos que los hombres de la comunidad jugaban beisbol y nosotras también queríamos hacer algo, así surgió la idea, primero jugábamos con pelotas de tenis, después nos unimos para ir a participar en un cuadrangular y le pusimos a este equipo por nombre Diablillas porque la gente comenzó a decir que ya no nos mandan nuestros maridos, que éramos rebeldes y mandonas y dijimos que le pondríamos un nombre atractivo, sin pensar que íbamos a llegar tan lejos”, mencionó.
El equipo juega este deporte enfundadas en el huipil tradicional que las engrandece sobre el terreno de juego ya que es la vestimenta con la que cuentan y pueden confeccionar con sus propias manos. Juegan descalzas porque es una manera de correr más rápido, en el campo.
El inicio de las Diablillas fue complicado porque jugaban con materiales prestados por unos jóvenes que practicaban beisbol, sin embargo, el municipio de Tulum les regaló diez guantes para empezar y hace unas semanas estrenaron otros materiales que recibieron por parte de la Asociación Estatal de Beisbol de Quintana Roo.
Cada una se desenvuelve en su comunidad de diferente manera, pues unas son amas de casa, otras artesanas textiles o que se dedican a los bordados a mano, y en máquina y unas cuantas más, realizan trabajos diversos, pero se dan tiempo para asistir a los entrenamientos durante dos horas los lunes, y miércoles y los fines de semana salen a jugar cuando hay partidos.
Lo que menos quieren es tener problemas en casa, las que son casadas cuentan con la anuencia de sus maridos y las que no, de sus padres. Por lo que antes de pisar el campo, realizan los quehaceres domésticos, desde la limpieza de la casa, la molienda, la comida y todo lo necesario para tener en orden el hogar.
A las Diablillas nada las detiene, ni si quiera la pandemia de COVID-19, mucho menos las carencias que tienen en su comunidad como la falta de recursos para poder viajar a los partidos.
El año pasado perdieron la oportunidad de salir a jugar, pero la gran mayoría regresó al terreno de juego con la motivación intacta, para seguir desarrollando sus habilidades en este deporte, ya que, a decir de May Chulim, ahora que ya conocen un poco más del softbol con la asesoría de los entrenadores Dino Borge y Jesús Coyoc, lo que quieren es jugar en una liga.
“Cuando estábamos comenzando a aprender mucho mejor, todo se vino abajo con la pandemia, pero ahora que ya nos conocen más ya recibimos a equipos de Cancún y pueblos circunvecinos de Yucatán, que juegan mejor que nosotras, pero también aprendemos de ellas en los partidos amistosos”, comentó Fabiola May quien orgullosa compartió que participaron en un juego con causa en territorio yucateco.
Las Diablillas están motivadas ahora más que nunca, porque se han dado cuenta de que a las personas les gusta lo que hacen y las admiran. “Hay personas que realmente creen en nosotras y nos apoyan, nos reconocen, como los Diablos Rojos del México que nos regalaron gorras, y reconocieron y otras organizaciones como la de Veracruz que nos enviaron pelotas y próximamente la Liga Mexicana de Beisbol que también aportará a la causa. Esto nos motiva más a seguir adelante con el proyecto a ver dónde vamos a llegar pero estamos muy motivadas”, expresó.
Fabiola May dijo haber cumplido su sueño con este equipo al viajar a la Ciudad de México y saludar al presidente Andrés Manuel, a quien le solicitó mejoras para el campo de beisbol de su comunidad como la construcción de gradas y baños. Eso no es todo, puesto que también pretenden que sus compañeras algún día también puedan viajar y saluden al Presidente.
“Quiero terminar el sueño de que todas vayan a vivir lo que viví viajando a México, nunca pensé que iba a suceder eso tan rápido, agradezco mucho a todas, gracias a este equipo, en el mapa ya ubican nuestra comunidad y eso es algo de lo que me siento muy orgullosa, demostrarles que a pensar de ser mujeres tenemos algo que ofrecer como equipo, para toda la gente de nuestra comunidad”, resaltó.
El sueño de las Diablillas ha durado ya que son unas chicas unidas y aguerridas. Las críticas las hacen más fuertes y les ayudan a demostrar de lo que son capaces de lograr cuando se lo plantean.
Por último, envió un mensaje a las demás mujeres de la comunidad. “Que rompan con el pensamiento negativo de que no pueden, sino que cuando una mujer quiere, sí se puede, tampoco a nadie se le prohíbe ser parte de nuestro equipo, nos gustaría que otros pueblos de la zona maya hagan su equipo y podamos competir entre nosotras”, concluyó.
El nombre de las Diablillas Mestizas quedó grabado en una enorme piedra ubicada en el campo, que fue rotulada por el escultor playense, Ricardo Conde, aunque retumba en los lugares que visitan, ya que saltan al terreno de juego al grito de la porra, Ko'one'ex baaxal ¡Diablilas! “Vamos a jugar Diablillas”.
Fabiola May Chulim
María Lucila May Tuz
Juana Ay Ay
Alicia Canul Dzib
Mirna Yazmín May Tuyub
Alejandra Tuz May
Marleny Canche Dzib
Ana María May Canche
Ángeles May Dzib
Geimi Ofelia May Dzib
Luciana Uh Canche
Adelayda May Canche
Alberta May Canche
Gloria Ay Ciau
Tereza Dzib Pech
Celestina May Pech
Yaneli May Uh
Wilma Irene Uh Puc
RM