El sistema municipal para Desarrollo Integral Familiar (DIF) no tiene un censo de cuántas personas en situación de calle existen en Benito Juárez, debido que se trata de una población flotando por lo que resulta imposible determinar el número exacto de quienes se encuentran en esa situación.
La dependencia reconoció, a través de su departamento de comunicación social, que brindan atención a las personas sin hogar cuando es necesario, pero no tienen un censo real de cuántos hombres, mujeres y niños se encuentran en situación de calle.
En algunos sectores de la ciudad las personas que viven en la indigencia se apoderan de espacios públicos o inmuebles abandonados, algunos otros utilizan la vía pública para pernoctar, principalmente en el caso de enfermos mentales de acuerdo con el Grupo Especial de Atención a Víctimas de la Violencia Familiar y de Genero (Geavi).
Es el caso del indigente que montó un campamento sobre la avenida Chac Mol casi esquina con 20 de noviembre, los comerciantes establecidos en ese lugar dijeron que ha llevado de todo, desde un juego de sala hasta un colchón matrimonial.
Nadie sabe con exactitud cuándo hizo del camellón su hogar, hay quienes aseguran que tiene más de un año viviendo en ese lugar, a veces llega por las noches y otros días prefiere sentarse de pierna cruzadas en uno de sus sofás.
Es obvio que el hombre de aproximadamente 40 años se encuentra fuera de la realidad, pues en algunas ocasiones simula leer un libro y otras inicia una larga conversación con alguien inexistente que casi siempre termina en una discusión a eso parece por sus ademanes.
El lugar que escogió para vivir parece al azar, pero los comerciantes sostienen que es estratégico porque las personas que salen de los dos supermercados ubicados a cada lado de la avenida se compadecen y le regalan pan e incluso botellas de jugos.
Mencionan que si bien el hombre no es violento en algunas ocasiones parece alcoholizado y es cuando se comporta de manera errática y asusta a las jovencitas, pero en general no molesta a nadie, por lo que no consideran necesario reportarlos a las autoridades.
Por su parte las autoridades preventivas comentaron que al tratarse de un enfermo mental no existe una institución donde canalizarlo, por lo que si bien en algunas ocasiones se le han recogido los desechos que recolecta, vuelve a conseguir muebles o plásticos viejos para acondicionar su campamento.
Por último, mencionaron que, al no representar un peligro para los transeúntes o conductores, además de que no existe quejas sobre su presencia, no existe una razón para detenerlo o ahuyentarlo de ese lugar.
MA