Don José de la Cruz Roberto Sánchez sólo pudo estudiar hasta el tercer grado de primaria y toda su vida fue un humilde campesino dedicado a la agricultura, pero nació con el don de escribir versos y poemas con dedicatoria especial a la mujer, siendo su esposa su mayor inspiración.
Es originario de Calotmul, Yucatán, fue soldado del Ejército durante nueve años, llegó a Cozumel en el año de 1974 y hoy está muy cerca de cumplir 80 años de edad, pero la buena alimentación del campo lo mantienen fuerte y cuerdo. Procreó ocho hijos, cuatro mujeres e igual número de varones, todos con familia, quienes le han dado la dicha de ser abuelo de 18 nietos y también seis bisnietos.
Desde pequeño don Roberto tuvo una infancia trágica, a la edad de 11 años perdió a su madre y tuvo que hacerse cargo de sus hermanos menores, tampoco tuvo la oportunidad –que hoy día muchos niños tienen- de estudiar pues apenas y cursó el tercer grado de primaria ya que tenía que trabajar para sobrevivir y ver por su familia.
Dedicó gran parte de su vida a la agricultura, cultivando frijol, maíz, camote, jícama, chile, tomate y hasta trabajó la vinicultura (cultivo de uvas). La mayoría de quienes le conocen, saben que también frecuentó mucho los montes de la isla para irse de cacería, lo que también le daba de comer y por esa razón le pusieron el apodo de “Wech” (armadillo, muy común en la isla) porque del monte no se movía.
Don Roberto tenía algo que lo hacía especial, pues aunque no tiene una letra envidiable, descubrió que cuenta con uno de sus talentos que muy pocos pueden presumir, sobre todo cuando se tiene un nivel bajo de escolaridad, escribir versos y poemas.
Desde que formaba parte del Ejército Mexicano en la ciudad de Chetumal, comenzó a escribir sus poemas, dedicados con mucho amor a la mujer, teniendo como fuente de inspiración a su esposa Maricela Zavala Cocom, oriunda de Tizimín, Yucatán.
La pérdida materna, un duro golpe para él
Tras la pérdida de su madre, la señora María Desideria Sánchez, escribió “Amor de Madre” que a la letra dice: “Ella me consolaba cuando yo era niño, ella me cantaba cuando estaba enfermo, ella es la que me dio el amor de madre, su fragancia me enamoraba y me adormecían en sus brazos, ella me dio la vida, ella me enseñó a ser cordial, ella me enseñó a ser bueno”, esto es solo un fragmento de las palabras que le brotaban del corazón.
Don Roberto sufrió el segundo golpe más duro de su existencia apenas en agosto del año pasado con el deceso de su esposa Maricela, con quien pasó 56 largos años ininterrumpidos. Era su confidente, su cómplice, su brazo derecho, su razón de ser, el amor de su vida.
La depresión fue tan grande que Don Roberto tomó la decisión de estar solo para tratar de superar tan irreparable pérdida, pero siempre vigilado por varios de sus hijos y nueras, encontrando en las letras una forma de mitigar su dolor y su luto.
Su nieta Jainiris Maricruz Robertos, de 14 años, es quien, le transcribe todos sus versos y poemas en unas libretas donde lleva escritos alrededor de 100 poemas, muchos dedicados también al sol, la luna y a las estrellas, así como al bello mar de Cozumel, lo cual dice es inevitable.
Su sueño es editar un libro con todos sus versos y poemas para darlos a conocer. Entre algunos de sus temas destacan “Solamente fuiste mi amor”, “Qué te pasa Corazón”, “Me encantan tus besos”, “Enamorarse es pura ilusión” y “Ansiedad de Amor”, entre muchos más.
También grabó un video que se encuentra en YouTube con su voz e imágenes de sitios emblemáticos y turísticos de la isla, con el apoyo del subdirector de Cultura, Manuel Alcocer Angulo.
Por si fuera poco, también realiza esculturas de arcilla, hechas a mano, sin usar moldes, extasiado por los vestigios arqueológicos que tiene Cozumel.
Su familia dice estar orgullosa de Don Roberto por ser un hombre íntegro, respetuoso, que siempre se preocupó por los suyos y nunca los dejó sin comida, ni techo. Un hombre admirable que ha luchado fervientemente por la vida, un guerrero que jamás ha sabido lo que es rendirse ante la adversidad; en medio de su dolor y su soledad escribe con una gran dedicatoria al ser que más amó y que hoy recuerda a través de sus versos y poemas.
Don Roberto…el tiempo sanará las heridas, pero su gran corazón seguirá siendo sinónimo de un enorme poeta… el de un gran escritor, cuyos mensajes seguramente llegarán hasta el cielo.
MA