Aproximadamente 10 mil hectáreas de tierras forestales en el sur de Quintana Roo han sido vendidas en los últimos 5 años, principalmente a menonitas y ganaderos para el fomento de cultivos agrícolas y ganadería extensiva, el problema es que se tiene una reducción importante en el macizo forestal, y lo grave es que los campesinos se quedan sin tierras para trabajar y la opción que les queda es emigrar a los destinos turísticos de la zona norte del Estado para emplearse en jardines o constructoras de palapas en los hoteles, reconoció el presidente de la Coordinadora de Organizaciones Campesinas Forestales de Quintana Roo AC, Cristóbal Uc Medina.
El problema que tienen los 3 mil ejidatarios, es que desde hace 3 años no reciben beneficios del programa de Servicios Ambientales de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la cual les pagaba por cuidar la selva, la cual les dejó dos opciones: abandonar o vender las tierras.
Éstos optaron por la segunda, debido a que los menonitas y productores ganaderos del centro y norte del país que se están asentando en el municipio de Bacalar y Othón P. Blanco no tienen problemas para comprar las hectáreas que sean, ya sean mil, 2 mil o 5 mil.
Expresó que la organización forestal que representa no puede impedir que los campesinos comercialicen o cedan sus tierras, porque tampoco los puede apoyar para que la protejan de incendios forestales.
Señaló que en el año 2018, los productores forestales empezaron a resentir la crisis económica, debido a que la Conafor dejó de apoyar a 3 mil campesinos de nueve ejidos forestales y sin recursos económicos, pues tomaron la decisión de vender sus tierras.
La mayoría de los 3 mil ejidatarios y sus familias viven del aprovechamiento forestal, porque de la selva obtienen maderas para sus viviendas, comercialización, plantas medicinales, cortezas para alimentar al ganado bovino, entre otros beneficios.
Sin embargo, al no tener ningún beneficio directo, lo primero que hace es devastar la selva para practicar la ganadería extensiva, pero al carecer de experiencia en la actividad pecuaria y al no contar con los recursos suficientes para mantener una pradera libre de maleza, la abandonan y luego la venden al mejor postor.
Uc Medina consideró como urgente que el gobierno dirija su mirada al macizo forestal y que lo atienda como debe de ser, porque hasta la fecha no hay apoyos, pero sí recortes presupuestales y la oficina de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) prácticamente despareció.
Quintana Roo tiene una superficie forestal importante, con más de un millón 600 mil hectáreas, las cuales son aptas para el aprovechamiento forestal; sin embargo, no se está aprovechando porque no se establecen mecanismos ni el gobierno apoya.
Asimismo, señaló que es importante que se apliquen unos apoyos a fondo perdido para la reforestación, conservación y aprovechamiento forestal sustentable en las selvas de Quintana Roo, porque el programa Sembrando Vida no alcanza para para todos.
La falta de oportunidades y la venta de sus tierras propició que 120 campesinos jóvenes de los ejidos El Bajío, Paraíso, Nuevo Tabasco y otros, al no recibir beneficio por el cuidado de la selva comercializaron su parcela y se van en busca de trabajo a la Riviera Maya, Cancún o Estados Unidos.
Por otra parte, dijo que en el primer trimestre de 2021, el 40 por ciento de los ejidos forestales en Quintana Roo se encuentra sin aprovechamiento, derivado de que la comercialización de los recursos maderables se ha perdido en un 85 por ciento por la pandemia del COVID-19, que propició la caída del mercado nacional e internacional y se ha agudizado en el presente año.
Uc Medina precisó que actualmente en Bacalar se tienen cuatro ejidos forestales, los cuales no están realizando actividad forestal, en tanto, los cinco de Othón P. Blanco, Laguna Om, Nuevo Guadalajara, San Francisco Botes, Caobas y Tres Garantías, únicamente están aprovechando el 15 por ciento del volumen maderable permitido, es decir, 15 metros cúbicos de cada 100 autorizados.
Los costos de extracción se han incrementado derivado del aumento del costo de los combustibles y, pese a ello, los costos por metros cúbicos de madera no han sufrido modificaciones al alza.
Detalló que entre los nueve ejidos forestales de Bacalar y Othón P. Blanco se tiene un total de 110 mil hectáreas forestales, las cuales se puede aprovechar de forma maderable y en la actualidad permanecen en su gran mayoría ociosas.
Finalmente, señaló que tumbar la selva para la agricultura extensiva y silvicultura significará el deterioro del macizo forestal de Quintana Roo, el cual es de un millón 600 mil hectáreas y más en este año que no fueron capacitados para participar en los incendios forestales, ni tampoco tienen algún incentivo.