Ayer, como todos los domingos, cientos de habitantes de Cancún acudieron en masa al tianguis de la Región 100, pese a que durante la semana el Semáforo Epidemiológico se mantiene en Naranja y los casos ascendiendo. Algunas mujeres llegan al mercado itinerante desde muy temprano y no para adquirir alimentos o productos de la canasta básica, sino para 'ponerse bellas'.
Mientras les arreglan las cejas, les “enchinan” las pestañas o hasta cuando les arreglan las uñas, se quitan el cubrebocas demostrando que están dispuestas a correr riesgos por verse bien; antes enfermas que sencillas, bien podría ser el nuevo título de aquel éxito musical de de 2006 de la agrupación Los Horóscopos de Durango. Y ésta es sólo una de cuatro fallas detectadas desde que inicia el recorrido por este mercado “sobre ruedas”.
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El Gobierno de México, a través de su “Plan Gradual hacia la Nueva Normalidad” remarca entre las medidas sanitarias que deben implementar las estéticas, peluquerías y salones de belleza, que no está permitido brindar servicios de depilación con hilo, micro pigmentación, masajes, spa y otras actividades que requieran el contacto físico, sobre todo en la fase Naranja del Semáforo Epidemiológico, mucho menos quitarse el cubrebocas.
De igual forma, el documento explica que está prohibida la disposición al cliente de productos de prueba que impliquen manipulación directa como cosméticos, productos de perfumería así como degustaciones, y todas estas cosas ocurren en un mismo lugar: El tianguis.
Otra falla a la normativa de contingencia radica en los puestos, donde los comerciantes no cuentan con dispensadores de gel, sustituyéndolos por garrafones con agua, con el fin de que los cancunenses eliminen la posibilidad de contagiarse lavándose las manos. Aunque los tianguistas implementan esta propuesta de medida sanitaria, los usuarios simplemente pasan haciendo caso omiso a dichos galones, por lo que no es sorpresa que Quintana Roo sea el único estado que no presenta avances ante el virus SARS-CoV-2.
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De acuerdo con La Secretaría Estatal de Salud (SESA) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), para poder reanudar sus actividades, los centros de comercio y consumo deben cumplir los lineamientos y medidas de protección de la salud ante la Nueva Normalidad, y dichos garrafones quedan muy lejos de cumplir estos requerimientos.
Hasta ayer domingo, la Sesa tenía registrados un acumulado de 25 mil 898 casos positivos de COVID-19 además de 2 mil 724 defunciones y hay 186 personas hospitalizada en todo el Estado. La siguiente falla aplica al perifoneo con micrófono. Con el fin de captar la atención del público, los perifonistas invitan a la clientela, a todo pulmón y sin cubrebocas a que aprovechen sus promociones. Esto representa un riesgo, debido a la cantidad de personas que llegan a cada momento y sin parar.
Recordemos que la saliva es principal factor de contagio de COVID -19; la cuarta violación a las normas de contingencia es la repartición de volantes, pues el contacto de mano en mano es otra de las formas de contagio más efectivas y que responde a la nulidad de la Sana Distancia.
Tianguistas, algunos funcionarios públicos y en tiempos de campaña, hasta políticos realizan volanteo en este tianguis, que cabe mencionar es uno de los más grandes y concurridos de todo Cancún. Alrededor de 3 mil personas arriban al lugar antes del mediodía.
No hay Gorras Amarillas
Durante el recorrido no se pudo observar a ningún brigadista que mantuviera el orden de la inexistente Sana Distancia entre tianguistas y visitantes.
Según el gobierno del Estado de Quintana Roo, el grupo Gorras Amarillas, que consta de alrededor de 100 integrantes, se distribuyen en puntos estratégicos del municipio para brindar información y medidas de higiene y Sana Distancia, pero tal parece que el tianguis de la Región 100 es la excepción.
Precario módulo de pruebas
En dicho tianguis, sobre la avenida López Portillo, se instaló un módulo de pruebas rápidas de COVID-19, el cual se encuentra en pésimas condiciones. El lugar, aparentemente, no cuenta con los requerimientos mínimos para evaluar y detectar el virus, pero además de la falta de seguridad, el control de los usuarios que llegan a realizarse la prueba es casi nulo.
CG