En el panteón municipal de Chetumal se encuentran un sin fin de tumbas e historias que se han vuelto parte de la cultura chetumaleña, pues está plagado de relatos que incluso son contados de generación en generación, volviendo inmortales a aquellos que terminaron teniendo su última morada en este sitio.
Sin embargo, esta historia no guarda ningún misticismo ni alguna situación paranormal, sino más bien, es un recordatorio a una persona que ha inmortalizado su nombre en la historia de la creación de la capital del estado. Se trata del Subteniente López, de quien se lee en su monumento: “A los leales del 17 de abril de 1924. Subteniente Rosalino López, cabo Justo Martínez, soldado Urbano Ubaldo. Homenaje del pueblo quintanarroense diciembre de 1946”.
El conocido Subteniente López fue un militar originario de Payo Obispo, quien siempre demostró lealtad al presidente Álvaro Obregón mientras ocurría la revuelta delahuertista ocurrida en México en 1923.
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Durante 1936 el general Lázaro Cárdenas denominó a la parte mexicana de Santa Elena con el nombre del fallecido Rosalino López y fue en diciembre de 1948 que se mandó a levantar esta columna en su memoria.
El Subteniente Rosalino López fue fusilado en el antiguo panteón de Chetumal en compañía de otras dos personas y hasta el día de hoy, la localidad mexicana y fronteriza de Santa Elena recibe este nombre.
MA