Quintana Roo

Historias de Cozumel: 'El Zapatero', un hombre que rescató a niños de la calle

Enrique Zamacona, paralítico de por vida, se dedicó a sacar niños de la calle y encauzarlos a actividades propositivas
Donó tiempo y esfuerzo para cambiar y mejorar vidas / PORESTO!

La poliomelitis lo dejó paralítico de por vida, pero el veracruzano Enrique Zamacona Mendoza es una de las personas discapacitadas que utilizó su tiempo para sacar niños de la calle y encauzarlos a la escuela, al deporte y actividades propositivas, su condición no es impedimento para lograr su objetivo.

El Zapatero” le dicen, porque a la par de ser empleado de la administración pública, a través del DIF Cozumel, se dedica a la reparación del calzado.

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Es originario de Agua Dulce, Veracruz y arribó a Cozumel hace más de 30 años. El oficio de zapatero lo aprendió de un viejito de apellido Gordillo, quien conoció en su tierra natal (ya fallecido) y desde que llegó a la isla se dedicó al ambulantaje buscando reparar el calzado.

La enfermedad de la polio lo dejó postrado a una silla de ruedas, pero su noble corazón y buen trato lo llevaron a emplearse como educador de la calle, oportunidad que le dio el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en Cozumel, dependencia que depositó toda la confianza en su persona, pues el cargo que le encomendaron no era nada sencillo.

El popular Zamacona, “Jarocho” o “Zapatero” como le conocen, tenía que recorrer la ciudad para detectar a la población vulnerable, que son los niños, sí, los niños de la calle que tenían que vender cintas artesanales o chicles para ayudar en el gasto familiar y canalizarlos a actividades propias de su edad como la escuela, al deporte o algo que los ayudasen a superarse.

Fue una labor titánica para el buen Zamacona, quien se volvió el amigo de los niños con su carisma, su sonrisa, tenía esa facilidad para convencer a los infantes (niños y niñas) que andaban por la calle exponiendo su integridad. La mayoría fue canalizada al Programa de Atención al Menor y Adolescentes en Riesgo (PAMAR) a cargo del DIF.

“Fue muy satisfactorio esa etapa de mi vida porque ayudé a que muchos niños y adolescentes dejaran las calles y se encaminaran a actividades productivas, no sé si ellos se acuerden de mí, ahora deben de ser personas adultas, quizás con familia, pero siento que hice mi parte y me quedo satisfecho por haber contribuido en esta labor en un Cozumel que me abrió las puertas” afirma con nostalgia Zamacona.

Con el pasar de los años, Enrique Zamacona abrió su taller de reparación de calzado en uno de los locales del Polifórum “Francisco Cordero Núñez” donde le iba muy bien, hasta que llegó  la pandemia, por lo cual tuvo que cerrar, pero afortunadamente conserva un empleo en el DIF.

Se casó aquí en Cozumel con Lourdes Peniche Acevedo, no tiene hijos, pero si hermanos en Veracruz (tres varones y dos mujeres). En su momento, Zamacona formó parte del selecto grupo de deporte adaptado de la isla de Cozumel junto con Carlos Mena, Gabriel Silva, Ricardo Canella, entre otros.

Tuvo que mandar a adaptar una motocicleta como “mototaxi” para poder trasladarse de un lugar a otro, ya que no puede caminar. La enfermedad de la polio lo dejó paralítico de las piernas y serios problemas en la columna, su pie derecho cuenta con una prótesis de plástico que el mismo DIF le donó, pero tiene que apoyarse de un bastón para avanzar.

El buen Zamacona cuenta actualmente con 58 años de edad y es muy conocido en la isla. La cara de niño travieso que posee le ayudó a cumplir con su encomienda por muchos años y gracias a su esfuerzo y empeño en lo que hacía, logró rescatar a muchos niños de la calle.

JCL