Benjamín, de nueve años, huyó del hogar de su madre –más bien un terreno baldío– luego de presenciar una riña entre ésta y su pareja, quienes estaban bajo los efectos del alcohol. Llevaba varias horas sin comer y tres días sin bañarse.
Salió del lugar en busca de protección. Mientras su progenitora y su novia discutían, él se refugió con una vecina, quien reportó el hecho al 911.
Como Benjamín, al menos 450 niños y adolescentes quintanarroenses han padecido algún tipo de violencia en el primer semestre del año, según cifras del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna).
De acuerdo con Norma Gabriela Salazar Rivera, secretaria ejecutiva del Sistema, los casos de maltrato infantil en Quintana Roo se dispararon en el primer semestre con respecto a todo 2019, cuando hubo 370.
Así, mientras en 2019 había una denuncia diaria en promedio, al primer semestre de este año se realizan 2.4 cada 24 horas.
El maltrato infantil implica diversas formas; entre éstas, violencia física, sexual, psicológica, la negligencia o abandono. En el caso de los menores de cinco años la principal causa de maltrato es, precisamente, la negligencia.
La titular del Sipinna en Quintana Roo explicó que el maltrato infantil afecta a seis de cada 10 niños de acuerdo con los organismos internacionales, pero en países como México no se realizan denuncias porque existe la errónea idea que los niños deben ser corregidos con algún golpe en su infancia.
Dijo que precisamente esa cultura “de la chancla” es un error porque es una conducta violenta que tendrá consecuencia y en algún momento harán lo propio con sus hijos.
Salazar Rivera dijo que muchas veces los niños no comprenden por qué son golpeados, “un menor de cinco años no asimila por qué es violentado. Hemos tenido casos de niños con fracturas y bebés de menos de un año policontundidos por sus padres”.
La funcionaria considera que en estos casos existe un a ausencia de control por parte de los padres que desquitan sobre sus hijos, y que cuando crecen existen estrategias de comunicación asertiva para poder guiarlos sin violencia.
Expuso que, el maltrato infantil tiene que ver con un acto que comete una persona que normalmente es mayor, y que difícilmente es denunciado porque ocurre al interior de los hogares.
La entrevistada compartió que el maltrato infantil en Quintana Roo está relacionado también con el abuso sexual, e incluso un embarazo en una menor de edad es considerado maltrato infantil.
Otra variante del maltrato infantil es el abandono y negligencia, es decir que padres descuiden a sus hijos, o los descuiden y esto les provoque daños, como por ejemplo niños menores de cinco años que se ahogan en cubetas, que ingieren alguna sustancia tóxica o que meten sus dedos en los contactos de la electricidad.
Finalmente, refirió que, incluso se pueden dar casos de menores que sean maltratados con todas las variantes, es decir que además de enfrentar violencia física, también sea psicológica y sexual, además de enfrentar abandono o negligencia de los padres.
El viacrucis
Benjamín fue rescatado por elementos policiales, quienes trasladaron a la madre a la cárcel pública municipal.
Ahí empezó una cruzada para el menor. Llevaba tres días con su madre, quien sólo lo alimentaba una vez al día, debido a que su padre se lo encargó para asistir a Mérida, Yucatán, por una cita médica. Sin embargo, al ser detenida la mujer, el pequeño quedó en manos de los agentes.
Los uniformados se ofrecieron a trasladarlo a casa de sus abuelos, pero Benjamín mencionó que no quería ir, ya que ellos se alcoholizan todo el tiempo.
El menor fue llevado a las instalaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE); sin embargo, al ser atendido por la fiscal de Atención Temprana, Xóchitl Godínez, indico que no se podía llevar al DIF, ya que no se podía establecer el delito de maltrato, de acuerdo con versiones policiales.
Al recibir la negativa, el menor fue subido de nueva cuenta a una patrulla, junto a los dos oficiales que le rescataron y con dos trabajadores sociales de la FGE, para iniciar un recorrido por la ciudad, debido a que Benjamín dijo tener una tía en Chetumal, pero desconocía la dirección para localizarla.
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Varias horas después, dieron con un restaurante, que el niño identificó como el centro de trabajo de su tía, quien aceptó resguardar al niño, mientras su padre regresaba de viaje; mientras que la madre del menor permaneció en la cárcel municipal por alterar el orden público.
Con información de Julio Javier Mena
CG