Con el primer rayo del sol, Juana López sale de su casa rumbo a la avenida Huayacán e inicia su jornada en el puesto de tacos para el que trabaja.
Tras la pandemia, ‘Juanita’, como la conocen sus clientes, tuvo que generar ingresos en la informalidad. Trabaja todos los días para alimentar a sus hijos y, de paso, pagar sus medicinas contra la diabetes. Aunque ya no se da “el lujo” de ir al doctor, procura continuar su tratamiento.
La señora de 43 años tuvo que iniciar en el trabajo informal tras la contingencia sanitaria por coronavirus, pues el hotel para el que laboraba la despidió en julio de 2020.
“Esto de la pandemia me ha pegado fuerte, ahora estoy aquí vendiendo tacos, pero antes trabajaba en un hotel. Me es un poco complicado no tener seguro u otras prestaciones, pero este es el único lugar que encontré a mi edad”, dijo en entrevista con Por Esto!
“No te puedo mentir, me gustaría volver a trabajar como antes, tenía un horario, podía ir al doctor, pero a veces la vida se pone difícil y ni modo, hay que ponerle buena cara. Al menos doy gracias de que tengo trabajo”, finalizó.
“Juanita” forma parte de la estadística de 49 por ciento de mujeres que laboran en la informalidad, contra el 44 por ciento de hombres que se encuentran en esta situación, de acuerdo con el Semáforo Económico por Sexo, elaborado por la organización “México Cómo Vamos”.
La tasa de informalidad laboral en la población ocupada no agropecuaria es 1.1 veces mayor para las mujeres que para los hombres, subraya el informe.
Al respecto, Brenda Flores, investigadora de análisis económico en “México Cómo Vamos”, consideró que el perfil económico que tiene Quintana Roo, enfocado a las actividades terciarias, fomenta que las mujeres trabajen en la informalidad.
Enunció que el comercio, los restaurantes y diversos servicios son las actividades económicas que más emplean a las mujeres de manera no formal.
“En restaurantes y servicios de alojamiento podemos ver por qué hay una brecha tan grande en Quintana Roo en cuanto a los puestos de empleo formal entre mujeres y hombres”, dijo.
“Además, esos sectores fueron altamente golpeados por los confinamientos por la pandemia por, lo que afectó en mayor medida a las mujeres y, por eso, incrementó esa brecha en estados como Quintana Roo”, explicó.
Elena Alfaro también se sumó a las filas de la informalidad luego de siete años de trabajar como limpiadora en una empresa; tras su despido, salió a las calles a vender empanadas y ahora estaciona su “carrito” de comida entre las avenidas Kohunlich y La Luna.
“Ahora la venta ha ido mejor, pero antes estaba floja. Este carrito lo puse hace un año, como una alternativa para generar dinero, yo llevaba siete años en una empresa, donde tenía todas las prestaciones, pero en mayo me corrieron por falta de dinero”, detalló.
Alfaro espera que, con el tiempo pueda encontrar otro trabajo, pues su hija más grande está por entrar a la preparatoria y los gastos cada vez son mayores.
“Te puedo decir que espero que las cosas mejoren, a mi marido también lo corrieron y trabajamos los dos bajo la informalidad, no queremos vivir así, porque si el día de mañana nos pasa algo, ¿qué vamos a hacer?”, lamentó.
Brenda Flores precisó que Quintana Roo ocupa el onceavo lugar a nivel nacional respecto a la brecha de informalidad laboral masculina y femenina. Es 1.1 veces mayor para las mujeres que para los hombres.
“El comercio es el sector con más mujeres ocupadas. El 25 por ciento de las mujeres ocupadas se dedican al comercio. Y por cada 100 pesos que tienen los hombres como ingreso laboral, las mujeres ganan 65 pesos. Es de las mayores brechas que encontramos en los salarios”, evidenció.
“Pensemos en las familias encabezadas por mujeres que, por el hecho de tener mayor tasa laboral informal, con su ingreso no pueden cubrir la canasta básica”, planteó.
“Históricamente lo atribuimos a una diferencia en oportunidades, por ejemplo, el hecho de ser madres disminuye esas oportunidades, hay una brecha salarial entre mujeres que tienen hijos y mujeres que no tienen, y también mujeres que no tienen hijos con hombres”, dijo Flores.
Más capacitadas pero menos oportunidades
A pesar de que las mujeres tienen mayor asistencia escolar que los hombres, la preparación no se refleja en los puestos de trabajo, pues el semáforo de “México, ¿cómo vamos?” reveló que en Quintana Roo, por cada 100 hombres registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) hay 57 mujeres, lo que ubica a la entidad por debajo del promedio nacional.
En ese sentido, el coordinador estatal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Carlos Novelo Vela, explicó que en 2020, “el nivel de asistencia escolar de la población de 15 a 29 años muestra una mayor proporción de mujeres que de hombres, esto pese a las circunstancias que se vivieron en la pandemia por coronavirus”.
Preciso que, por rango de edad, 76 por ciento de las mujeres entre 15 a 17 años asistieron a la escuela, comparado con 72 por ciento correspondiente a los varones; de 18 a 23 años, 31 por ciento de mujeres y 29 por ciento de los hombres estudió, y de 24 a 29 años, 6 por ciento de las mujeres continuaron en clase; mientras que sólo 2 por ciento de los hombres decidieron hacerlo.
Novelo Vela destacó que el año pasado, más mujeres que hombres asistieron a la universidad y lograron terminar este grado escolar.
“Datos de nuestro estudio registraron que las mujeres son de gran importancia en el Estado, 16 por ciento de las quintanarroenses asistieron al grado universitario, contra 14 por ciento de los hombres”, continuó.
El funcionario reveló que la asistencia escolar de la población de los jóvenes varía dependiendo del tamaño de la localidad donde se radica, siendo Benito Juárez el municipio que más mujeres tiene en grados escolares, con 30 por ciento; mientras que el municipio con más rezago educativo de este género en la entidad es Isla Mujeres, con 12 por ciento.
“Por el número de habitantes y la infraestructura de la localidad se dan estos datos, siendo Benito Juárez la que más mujeres aporta en los estudios, tanto básicos como superiores”, detalló.
El INEGI reveló que la actividad económica que cuenta con más mujeres con algún grado de estudio en Quintana Roo es la de comercio, con 45 por ciento; seguido de servicios, con 43 y manufacturera, con 26 por ciento.
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GH