Se incrementa en Quintana Roo, el número de decesos por COVID-19 en mujeres embarazadas, en 2020 murieron dos mujeres gestantes en el Estado a causa del SARS-CoV-2 y en lo que va de este año, al corte del 22 de agosto, ya suman ocho, tres veces más, de acuerdo con el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave), dependiente de la Secretaría de Salud federal.
Pese a la vacunación contra el COVID-19 que desde el mes de mayo de este año se ha venido realizando en mujeres embarazadas y que al corte de las 13 horas del día de ayer han sido inoculadas un total de cinco mil 591 en todo el Estado, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Salud de Quintana Roo (Sesa), los decesos este año han sido mayores que el año pasado 2020.
El bajo porcentaje de vacunación contra el COVID-19 en las embarazadas, asegura el ginecólogo Braulio Matamoros Torres, se debe principalmente a la desinformación que existe al respecto. “Conmigo vienen y me preguntan si deben de vacunarse y yo les digo que por supuesto que sí; sin embargo, el miedo impera en muchas de ellas, pese a que les explico que ahora las vacunas son probadas con tecnología de última generación y los riesgos de tener una reacción son normales. “Eso es con todas las vacunas, no sólo con ésta, pero aun así dudan, cuando la vacuna les puede salvar la vida”, dijo.
Al 25 de abril del 2021 sólo habían sido registrados tres fallecimientos, según el informe epidemiológico emitido por la Dirección General de Epidemiología (DGE), por lo que en cuatro meses se han tenido cinco muertes más; de los ocho decesos, seis corresponden al 2021 y sólo dos al año pasado, por lo que la Razón de Mortalidad Materna (RMM) por COVID-19 es de 20.8 por cada 100 mil Recién Nacidos Vivos (RNV) a la semana 33 del 2021, lo que representa el 39.8 por ciento de las muertes maternas reportadas al corte de esa fecha.
Desde el inicio de la pandemia hay un acumulado de 679 casos de embarazos con COVID-19, de los cuales siete han sido graves y han requerido de intubación, y 16 más se presentaron entre mujeres de la población indígena.
Para Lorena X. C. haber contraído el COVID-19 fue una de las peores experiencias de su vida; enfermó del virus al visitar a su familia en la ciudad de Cancún y a su regreso a la capital del estado presentó síntomas que la obligaron a acudir al servicio médico, en donde después de haberle realizado análisis, la diagnosticaron positiva a SARS-CoV-2. “La sensación inmediata fue miedo, pensé que iba a morir, me dio un ataque de ansiedad y tuvieron que internarme, porque no podía controlarme; lo bueno es que llevaba mi control prenatal desde que supe que estaba embarazada, pero aun así la presión se me subió y no podían controlarla, tenía miedo de que mi bebé muriera o naciera con alguna discapacidad”, expresó tocándose el pecho, “es algo que no le deseo a nadie”.
La comorbilidad que las embarazadas presentaron fue principalmente hipertensión en un 15.7 por ciento de ellas, el 13.3 por ciento, obesidad, el 11.1 por ciento diabetes y el 3.1 por ciento, asma, mientras que la edad promedio fue de 30 a 34 años.
Miedo que se incrementaba al ver que de la sala del hospital en donde se encontraba constantemente trasladaban pacientes a camas con ventilador y ello no podía platicarle a nadie sus miedos, por lo que fueron horas de angustia. “Hablaba con mi esposo por celular, hacía videollamadas con mi mamá y mis hermanas, pero no las podía preocupar, les decía que estaba bien, me trataban bien, pero la verdad es que no me sentía nada bien, lloraba porque es horrible estar ahí”, expresó.
Después de dos semanas hospitalizada fue dada de alta, pero las cosas cambiaron para ella, ya no salió de casa a excepción de sus revisiones médicas y los protocolos sanitarios fueron aplicados con toda su familia, “en ese momento nos dimos cuenta de la posibilidad de morir por coronavirus si no nos cuidamos”.
Al corte de la semana epidemiológica 33 del 2021 a nivel nacional hay 257 defunciones maternas por COVID-19, lo que representa una letalidad para el 2021 del 1,92 por ciento, encabezando la lista el estado de México con 43 decesos, seguido por Veracruz con 21, Tamaulipas con 17, Puebla con 15 y Nuevo León con 14, siendo el Estado de Durango el que menor muertes maternas por coronavirus ha registrado, con tan sólo una desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020.
Durante la pandemia se han presentado a nivel nacional 462 defunciones maternas por COVID-19, de las cuales el 33.8 por ciento se encontraba en su tercer trimestre de embarazo, el 18.2 por ciento en el segundo y el 15.6 por ciento en el primero, mientras que el 32.4 por ciento de las defunciones corresponde a puérperas.
Ahora Laura X. C. ya tiene la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 y espera tener su esquema completo a unos días del nacimiento de su bebé y agradece a Dios por no ser parte de las estadísticas de defunción, mientras prepara lo que será la recámara de su primer hijo, a quien la familia conocerá únicamente a través de una videollamada.
“Con la vida no se juega y no quiero que mi hijo se vaya a contagiar, mejor de lejitos, aprendí la lección”, indicó.
Este desenlace de ha sido el mismo para otras madres, quienes, sin un buen seguimiento de su embarazo, su salud se compromete más y quedan expuestas y propensas a morir con este virus.
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CG