Familiares del difunto veterinario estadounidense Guther Hepner preparan una demanda contra personal de la Profepa y la Dirección de Ecología y Medio Ambiente municipal, por sustraer aves exóticas de propiedad privada tras la muerte del profesional. Para ello, pidieron ayuda a la ciudadanía para recaudar recursos.
Gladys Galdamez, esposa del ahora occiso, reveló su decisión de actuar por la vía legal para recuperar a la cacatúa australiana “Lola” y las guacamayas azules “Koko” y “Kiki”, ya que las autoridades no han respondido su solicitud de información para dar con el paradero de las aves.
“Eran nuestra familia, nuestros hijos, especialmente de mi esposo Guther Hepner”, dijo la mujer.
Contó que la noche del sábado 28 de agosto, el médico falleció por causas naturales, en las instalaciones de su clínica, en la colonia La Gloria. Al día siguiente, las autoridades de Isla Mujeres “aseguraron” la casa cuando la familia estaba ausente.
Galdamez explicó que “Lola” desapareció el lunes por la mañana y las guacamayas fueron extraídas de la propiedad el miércoles, por elementos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
En esta diligencia participó Carlos Barranco, Director de Ecología y Medio Ambiente de Isla Mujeres. Los responsables también se llevaron los documentos que acreditan el origen y propiedad de los ejemplares, indicó.
“El deseo de mi esposo era que, en caso de fallecer, estas aves fueran llevadas a un refugio que el escogió. Nunca que fueran con otra persona”, sostuvo.
La viuda habló del trabajo de rescate de las aves llevado a cabo por el profesional, así como del especial cuidado que éste le daba a sus mascotas. “Les dedicaba la mayor parte del día al cuidado y atención de ‘sus hijos emplumados’”, señaló Gladys.
“Había un ritual mañanero para despertar a cada uno, otro para dormirlos. Su comida era personalizada, a uno fruta cortada a tiras, a otro fruta cortada en cuadros. A éste le gusta esto y al otro no gusta tal cosa”, explicó.
Finalmente, Galdamez dijo que Guther Hepner se enamoró tanto de Isla Mujeres y de sus animales que últimamente ni siquiera viajaba a ver a su familia, para no alejarse de sus aves. “No confiaba en nadie fuera de la familia para encargarse de ellas. Eran sus ojos, su amor, más que yo”.
La quejosa consideró que la actuación de la autoridad es injusta y la catalogó como un robo.
Teme lo peor para la salud de los animalitos y responsabilizó a los funcionarios de lo que puede suceder, por eso decidió pedir ayuda para recaudar fondos y demandar a los servidores públicos.
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JCL