Felinos, cocodrilos y hasta un tapir de aproximadamente 250 kilogramos han sido atropellados en la carretera estatal Cafetal- Mahahual, en el Sur de Quintana Roo, sin que las autoridades busquen alguna estrategia para reducir el número de muertes de fauna que se registran en esta zona.
En la opinión del biólogo Christian Moyses Huix, la estrategia más viable para poder reducir esta clase de muertes es conducir con precaución, pues la carretera está construida en el centro de una zona con una alta tasa de densidad de flora y fauna.
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"Los conductores deben tomar conciencia que la fauna durante la noche es muy activa y es cuando muchos de estos animales andan casando, buscando sus alimentos o buscando refugios" explicó.
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Si bien en algunas zonas del país se han instalado cruces de fauna o puentes, pero esta opción no es muy viable.
Explicó que en la temporada de lluvias, es cuando existe una mayor actividad y mucha productividad, por lo que es en esa estación del año dónde se debe buscar una mejor estrategia para evitar que los animales mueran derivado de un accidente como ya ha ocurrido.
"Las personas deben de ser conscientes de su entorno cuando conduzcan en estas zonas" expuso.
Y es que en los últimos años, con el incremento de la actividad turística en la Zona de la Costa Maya de Quintana Roo, el tránsito en la carretera Cafetal-Mahahual ha aumentado y con ella los accidentes en los que mueren atropellados diversas especies de fauna. Por Esto! Documentó la muerte de al menos dos felinos en 2020, un tigrillo en noviembre de ese año y un puma en diciembre, también la muerte de un cocodrilo en noviembre por esta misma causa.
El caso que ha sido más impactante fue la muerte de un tapir de 250 kilogramos en la misma carretera, ocurrido en 2019, en el que, el vehículo responsable quedó destruido.
A pesar de que los accidentes han sido constantes, son pocas las acciones realizadas por las autoridades gubernamentales para evitar que sigan ocurriendo estos percances y la fauna de la zona siga en riesgo.
La muerte de un puma, ocurrida el 30 de diciembre, es un impacto contra el propio ecosistema, pues se trata de un ejemplar que se encuentra protegido por legislación ambiental mexicana al encontrarse en la listada en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés), donde se incluyen todas las especies en peligro de extinción.
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CG