Quintana Roo

Cobro de piso en Cancún obligó a 400 negocios a cerrar sus puertas durante el último año

La delincuencia organizada obligó a empresarios a cerrar sus negocios y muy pocos cuentan con los medios para volver a iniciar en otro Estado o ciudad.
El crimen organizado ha impactado en el ánimo de inversionistas en este destino turístico / Mario Hernández

El cobro por“derecho de piso” en Cancún es habitual como actividad de la delincuencia organizada; tan sólo durante el último año, más de 400 negocios han cerrado en este polo turístico.

A esa cifra, se suman pequeños negocios que no tienen la posibilidad de reabrir en otro estado o ciudad, porque se trata de empresas familiares sin los recursos para volver a iniciar.

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De acuerdo con datos del más reciente informe de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), el ánimo de inversión bajó en Cancún en un 52 por ciento; es decir, 1.8 por ciento menos de inversionistas potenciales se atreven a hacerlo en este destino, en comparación con el año pasado, y en buena medida debido al crimen organizado y su proceso de cobro por “derecho de piso”.

Por otra parte, uno de cada dos socios de ese organismo ha sido atacado y víctima del cobro por “derecho de piso” en lo que va del año, lo cual inhibe cualquier intento por permanecer en Cancún, una de las ciudades más laceradas por esa mecánica, en un Estado que es parte de los 21, en los que se da esta práctica de grupos delictivos.

El informe revela que es más grave la herida económica, que el cobro de “derecho de piso” para las pequeñas y medianas empresas, ya que estas representan el 40 por ciento del Producto Interno Bruto y el 80 por ciento del empleo formal.

Aunado a eso, el Consejo para el Desarrollo del Pequeño Comercio añade que la desconfianza en las autoridades, por la falta de resoluciones y de respuesta efectiva y rápida ante las múltiples denuncias de extorsión, han recibido por respuesta el cierre de los negocios y la partida de los propietarios a otros Estados o ciudades, para tratar de salvar sus empresas y economía.

Lo más lamentable es que algunos ni siquiera logran hacerlo, tras pérdidas cuantiosas, mismas que nunca recuperan y que además permiten que las organizaciones criminales operen en completa impunidad.

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JG