En el periodo que Carlos Joaquín gobernó Quintana Roo, el rezago en educación creció 2.4 puntos porcentuales, así como la población vulnerable por ingresos en 1.2 por ciento; así lo demuestran los datos estadísticos publicados en los informes sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social, de la Secretaría de Bienestar.
En ese sentido, según las cifras oficiales, en 2016, Carlos Joaquín “heredó” de su predecesor, Roberto Borge, 226 mil 700 quintanarroenses con rezago en materia educativa, lo que en aquel momento representaba el 15.1 por ciento de la población total en la Entidad, la cual ascendía a un millón 501 mil 500 habitantes, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
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En los próximos días, Carlos Joaquín entregará a Mara Lezama un Quintana Roo con 329 mil 900 personas con estudios atrasados, lo que representa al 17.5 por ciento de la población actual en la entidad, la cual suma un millón 858 mil personas. Esto equivale a un incremento de 2.4 puntos porcentuales. Es decir, que no sólo no se contuvo el rezago, sino que avanzó.
En el caso de la vulnerabilidad por ingresos, en 2016 Carlos Joaquín recibió la Entidad con 96 mil 300 personas con vulnerabilidad por ingresos, lo que representó el 8.3 por ciento de la población; pero este indicador creció 1.2 puntos porcentuales en 2022, cuando se estimaron 178 mil 500 residentes en esta condición.
Quintana Roo retrocedió 20 años en materia educativa
No sólo eso, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Quintana Roo tuvo un retroceso de dos décadas en cuanto a asistencia escolar entre estudiantes del nivel básico. Incluso, el 15 por ciento de los quintanarroenses presenta rezago educativo en la última medición; 2 por ciento por debajo del promedio a nivel nacional, el cual se estima en 17 por ciento.
Al revisar los datos del Coneval por municipios, Bacalar es la demarcación con mayor rezago educativo, con 25.0 por ciento, lo que equivale a 12 mil 700 personas, de 41 mil 700 habitantes; seguido de Lázaro Cárdenas, con el 20.3 por ciento de 29 mil 200, lo que representa 7 mil 264 quintanarroenses; José María Morelos, con 19.7 por ciento; es decir, 10 mil 600 personas, de 39 mil 200; Felipe Carrillo Puerto, con 18.9 por ciento de 84 mil ciudadanos, lo que equivale a 20 mil 230 personas con estudios atrasados.
En ese tenor, Tulum presenta el 18.7 por ciento de su población con rezago en educación, lo que representa a 8 mil 600 habitantes, de 46 mil 700; le sigue Isla Mujeres con 18.1 por ciento, 3 mil 300 isleños, de 22 mil 700; Puerto Morelos, con 18 por ciento, 4 mil 600 personas, de 26 mil 900 ciudadanos; Othón P. Blanco, con 17.4 por ciento, 41 mil 700 personas, de 233 mil 600; Benito Juárez, con el 13.5 por ciento, 114 mil 900, de 911 mil 500 cancunenses; Solidaridad, con 11.8 por ciento, 36 mil 400, de 333 mil 800 habitantes; Cozumel, con 11.2 por ciento, 8 mil 201, de 88 mil 626 residentes, con rezago educativo.
Ejecución inadecuada de programas emergentes
Parte del rezago educativo se relaciona con que 66 por ciento de los estudiantes quintanarroenses no cuenta con herramientas tecnológicas, como computadoras o tabletas, que les permitan continuar con su educación, sobre todo en el contexto de la pandemia.
Según el censo socioeconómico 2020 del Inegi, de 574 mil viviendas contabilizadas en Quintana Roo, sólo 319 mil 200 tienen conectividad a Internet; es decir que el 45 por ciento carece de este servicio; el 42 por ciento de los niños pertenecientes a un grupo indígena no tiene acceso a Internet, televisión o teléfono móvil, lo que los excluyó de continuar el ciclo escolar durante la emergencia sanitaria.
Vale recordar que a principios de la pandemia, en abril de 2020, la Secretaría de Educación Pública (SEP) lanzó la Estrategia Radiofónica para Comunidades y Pueblos Indígenas; programa a través del cual se impartieron clases dirigidas a hablantes de 15 lenguas originarias, mediante 18 radiodifusoras del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). Sin embargo, fracasó al no alcanzar al 53 por ciento de la población indígena quintanarroense, porque no tenía radio en casa.
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JG