Las festividades por Día de Muertos, las mantienen vivas el 70 por ciento de las familias mexicanas, que entre colocar altares y visitar las tumbas de sus seres queridos, hacen prevalecer la tradición.
En Cancún, en el Parque Funerario, el panteón más nuevo de la ciudad, que actualmente alberga unos 800 espacios usados, con solo 50 disponibles, por lo que ya inició la construcción de la tercera etapa para 300 espacios.
Cada año, entre el 1 y 2 de noviembre, México se transforma en un mosaico de colores, sabores y aromas para celebrar una de sus festividades más emblemáticas: el Día de Muertos. Esta fecha, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, no solo es un evento de profunda significación cultural, sino también un momento donde el país entero se convierte en un escenario de respeto y recordación a los seres queridos que han fallecido.
El Día de Muertos tiene sus raíces en las tradiciones indígenas mesoamericanas, mezcladas con influencias católicas traídas por los españoles.
A diferencia de otras culturas que ven a la muerte con temor o tristeza, en México se le celebra y respeta como una etapa natural de la vida. Durante estos días, se cree que las almas de los difuntos regresan al mundo de los vivos para convivir con sus familias y disfrutar de las ofrendas que le preparan.
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AA