La primera experiencia de viajar con su mascota “Bruno”, un chihuahua de un año, resultó doblemente costosa para sus dueños, ya que la aerolínea de bajo costo les hizo perder su vuelo el martes, por lo que tuvieron que comprar nuevamente sus boletos rumbo al Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” (AIFA) para ayer.
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Carolina Jandette Zarate, que vive en el Estado de México, visiblemente molesta, comentó que el martes pasado regresaban de su estancia en el municipio de Tulum, llegaron con una hora y 30 minutos a documentarse, previos a la hora programada del vuelo; sin embargo, por llevar a su perro “Bruno”, personal de la aerolínea Viva Aerobús ya no les permitió documentarse con el argumento que habían llegado tarde.
“Sabemos que nos piden llegar dos horas antes del vuelo, sin embargo, en nuestro trayecto nos encontramos con algunos inconvenientes que provocaron que se fuera atrasando el transporte que nos traía de Tulum hacia el Aeropuerto. Aquí el personal simplemente nos ignoró y no quiso escuchar argumento alguno”, cuenta la señora Carolina, mientras su esposo Salvador Aguayo entretiene a su mascota.
Relató que ante la negativa de poder documentarse y que les ofrecieran alguna alternativa de cambio de horario de vuelo o regresarles lo que ya había invertido en sus vuelos redondos AIFA-Cancún-AIFA, con un costo de seis mil pesos, se vieron en la necesidad de adquirir los pasajes de Cancún a la Ciudad de México, vía Aeropuerto AIFA, por lo que desembolsaron otros seis mil pesos.
Adicionalmente, cuenta, “como ayer ya no pudimos viajar a nuestro destino, tuvimos que buscar transporte al centro de Cancún para hospedarnos en algún hotel y contratar un servicio de transporte para que nos trajera hoy al Aeropuerto. Eso sí, aunque nuestro vuelo está programado para las 13 horas, llegamos antes de las nueve de la mañana, para que no nos pase lo mismo que ayer”, dice.
Con todos los gastos que tuvieron que cubrir extra, considera que desembolsaron unos 10 mil pesos no considerados para su viaje. Nuestras vacaciones de paz y tranquilidad terminaron en un gasto doble por vivir la experiencia de viajar con nuestro “Bruno”, comentó.
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AT