La bulimia y la anorexia son trastornos que requieren de tratamiento integral por parte de psicólogos y nutriólogos para lograr la recuperación de un paciente que ha caído en estos problemas, informó la especialista Brenda Quintero Souza.
Explicó que se trata de dos trastornos de la conducta alimentaria cuya incidencia se ha incrementado en los últimos años y que tienen como factores principales el entorno en el que se desenvuelva la persona, el estigma de peso de cada individuo y los estereotipos de belleza que se construyen en la sociedad actual.
“Estos son los ‘ingredientes’ perfectos para desarrollar un Trastorno de la Conducta Alimentaria- clasificación en la que encuadran la bulimia y la anorexia-, los cuales se consideran graves, ya que tienen que tratarse desde el punto de vista psicológico” explicó la especialista en psicología clínica.
Señaló que existen variantes, como la “anorexia nerviosa” en la que la vida de la persona puede correr peligro.
“Algunos de los síntomas que pueden presentar los pacientes, son el rechazo a algunos alimentos, inclusive evitar comer, ingesta excesiva, vómito provocado, buscar aislarse después de comer, e incluso rechazar la ingesta cuando se encuentran en su entorno social”, señaló.
Expuso que ante un caso de este tipo es importante lograr identificar qué conceptos de peso, belleza y salud tiene el paciente, y partir de ahí para brindarle un tratamiento integral, que no solo sea la atención psicológica, sino también nutricional, añadió.
Advirtió que conocer el entorno del paciente y su círculo social, es fundamental en el tratamiento, ya que podría tratarse de una conducta adquirida a través de algún familiar o amigo, por lo que en el tratamiento también se realiza una exploración de las personas que rodean al consultante.
No obstante, el punto fundamental es poder brindarle atención inmediata al paciente, cuando se detecte alguno de los factores, pues es aquí, cuando se puede determinar si existe o no un riesgo para su vida, señaló.
Las personas con anorexia experimentan una pérdida de peso poco saludable, y restringen en exceso la ingesta de calorías para lograr una imagen peligrosamente delgada. Suelen tener una distorsión corporal, que las hace sentirse “gordas” a pesar de que tienen muy poco peso. Esto los lleva a exigirse más en la restricción de alimentos.
Por lo contrario, un paciente con bulimia ingiere grandes cantidades de comida y luego, llevado con la culpa, la vomita o se somete a jornadas extenuantes de ejercicio, o a dietas estrictas. Este control suele mantenerse hasta el siguiente periodo de descontrol.
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NR