Desde su fundación como estado en 1974, Quintana Roo ha experimentado un notable desarrollo turístico y económico que lo ha consolidado como uno de los destinos más importantes de México y del mundo. Conocido por sus playas paradisíacas y su rica biodiversidad, ha transformado su economía de una base agrícola y pesquera a un modelo turístico vibrante.
Prosperidad
La creación de Cancún como un destino turístico en la década de 1970 marcó el inicio de esta evolución. De ser una isla deshabitada de 16 kilómetros de largo, pasó a convertirse en la segunda ciudad más grande de la Península de Yucatán, con la infraestructura turística más completa.
Al paso de los años, el desarrollo alcanzó la ciudad con 14 plazas comerciales, distribuidas en la Zona Hotelera y Centro, además de 187 hoteles de todas las categorías con más de 35 mil 500 habitaciones, pero eso no es todo, porque en la entidad se cuenta con una oferta de cerca de 134 mil habitaciones hoteleras.
Cancún en particular cuenta con una variedad de centros nocturnos y un hermoso mar turquesa han sido la fórmula de su éxito a nivel mundial, igual que la Riviera Maya, Tulum, Cozumel y la Costa Maya.
En particular Cancún es hoy en día uno de los destinos más visitados del mundo, con más de 4 millones de turistas al año, lo que representa una fuente vital de ingresos para la economía local.
Sin embargo, el desarrollo de Quintana Roo no se limitó a Cancún. Otros destinos, como Playa del Carmen, Tulum y Cozumel, emergieron como puntos clave en el mapa turístico.
Playa del Carmen, por ejemplo, pasó de ser un pequeño pueblo de pescadores a una ciudad próspera, con ambiente cosmopolita que atrae a visitantes en busca de experiencias, tanto culturales como recreativas.
Economía
Desde una perspectiva económica, Quintana Roo ha visto un crecimiento sostenido en su Producto Interno Bruto (PIB), impulsado principalmente por el turismo, que representa más del 80% de su economía. Además, la diversificación de la oferta turística, incluyendo ecoturismo, turismo de aventura y cultural, ha contribuido a la resiliencia del estado ante crisis económicas y desastres naturales.
El futuro de Quintana Roo parece prometedor. Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se llevaron a cabo varias obras significativas en la entidad, con una inversión sin precedentes. Entre ellas destacan el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional de Tulum Felipe Carrillo Puerto, y nuevas infraestructuras y hoteles, lo que posiciona al estado para seguir atrayendo inversiones y turistas. Además, la promoción de iniciativas que integren la cultura local y la conservación del medio ambiente continúa siendo una prioridad.
Quintana Roo, que comenzó como un estado con potencial turístico en 1974, es hoy un símbolo de desarrollo y resiliencia, ofreciendo un ejemplo de cómo se puede transformar la economía de una región, al tiempo que se enfrenta a los retos del futuro.
Sin embargo, este crecimiento no ha estado exento de desafíos. A lo largo de sus 50 años de historia como estado, ha enfrentado aspectos negativos que impactaron su desarrollo.
Actualmente, Quintana Roo cuenta con cuatro aeropuertos internacionales, ubicados en Cancún, Cozumel, Tulum y Chetumal, moviendo toda la afluencia turística en los destinos.
Tan sólo en la administración federal del presidente Andrés Manuel López Obrador, se invirtieron 200 mil millones de pesos en infraestructura, lo cual ha dado una nueva imagen a Cancún y atendido Quintana Roo a lo largo y ancho de su geografía.
Entre esas magnas obras está la modernización del boulevar Colosio, el Distribuidor Vial del Aeropuerto Internacional de Cancún, la ampliación de la avenida Chac Mool y, desde luego, el puente sobre la Laguna Nichupté, que transformará la movilidad desde y hacia la Zona Hotelera.
Entre otras obras también está el parque “El Jaguar” en Tulum y el nuevo Aeropuerto Internacional de Tulum Felipe Carrillo Puerto, además de la activación económica que conlleva el Tren Maya.
En el municipio de Felipe Carrillo Puerto, uno de los más abandonados en gobiernos pasados, se construye la Puerta al Mar, lo cual pone a esa demarcación de la Zona Maya en el centro del desarrollo turístico de la entidad.
Corrupción
Aunque el crecimiento económico impulsado por el turismo ha sido positivo en muchos aspectos, también ha creado un ambiente propicio para esta mala práctica. La asignación de contratos para la construcción de hoteles, carreteras y otras infraestructuras ha sido un foco de este delito. Se han registrado denuncias sobre la entrega de licencias de obra a cambio de sobornos, generando desarrollos irregulares y falta de supervisión adecuada.
Un caso muy sonado fue el del exgobernador Roberto Borge Angulo, (2010-2016), acusado de desviar más de 900 millones de pesos a través de una compleja red de lavado de dinero y corrupción, fue arrestado en el 2017, en Panamá y extraditado a México. Enfrentó múltiples cargos, incluyendo peculado y delincuencia organizada, relacionados con la venta irregular de terrenos estatales a precios significativamente inferiores a su valor real. En marzo del 2023, fue vinculado a proceso por delitos que lo implican en la delincuencia organizada.
La infiltración del narcotráfico en las instituciones gubernamentales y policiales ha llevado a situaciones en las que la corrupción se convierte en un medio para facilitar actividades ilícitas, afectando la seguridad pública y la confianza en las autoridades.
Un hecho emblemático fue el caso del exgobernador Mario Villanueva Madrid (1993-1999), quien fue acusado de vínculos con el narcotráfico y desvío de recursos públicos. Su arresto, en 2001, y posterior condena por lavado de dinero, evidenciaron la magnitud de la corrupción en los niveles más altos del gobierno estatal.
Sondeos recientes indican que Quintana Roo es considerado uno de los estados con mayor corrupción en México, luego de que una encuesta del Inegi dio a conocer que el 82.8 por ciento de los ciudadanos ha sido víctima de este delito y la percepción pública al respecto ha aumentado, afectando la confianza ciudadana en las instituciones.
Inseguridad
Desde hace algunos años, Quintana Roo enfrenta un aumento en la violencia y el crimen organizado, afectando la percepción de seguridad entre turistas y residentes, generando preocupación por el impacto en el turismo y la reputación del estado.
En sus 50 años de historia, el estado ha evolucionado en distintos ángulos y la seguridad no es la excepción. Actualmente, tiene un foco de alerta en la incidencia delictiva, ubicándose en rojo en por lo menos cuatro delitos de alto impacto: homicidios, lesiones, secuestros y extorsiones; la Zona Norte es la de mayor incidencia, según el Semáforo Delictivo.
El estado también está en rojo en narcomenudeo, robo de vehículos y violencia familiar; en tanto que el hurto a domicilios y delitos sexuales están en amarillo; solo el ilícito de feminicidio se mantiene en verde.
Los municipios que encabezan las alertas rojas son Benito Juárez, como primer lugar; seguido de Solidaridad, Othón P. Blanco, Tulum y Cozumel, de acuerdo con la estadística.
En cuanto a las cifras oficiales, de enero a agosto de este año suman mil 30 homicidios y 3 mil 266 carpetas de investigación por lesiones. En el mismo periodo del año pasado se reportaron mil 77 asesinatos y 3 mil 458 heridos.
Los casos de secuestro y extorsión crecieron drásticamente, pues en 2023 se reportaron dos secuestros y 58 carpetas de investigación por extorsión; mientras que de enero a agosto de este año suman nueve secuestros y 120 chantajes denunciados.
Desigualdad social
A pesar del crecimiento económico, existe una gran disparidad en la distribución de la riqueza. El porcentaje de pobreza en Quintana Roo es 14.3 puntos porcentuales menor que el nacional (41.9%), de acuerdo con la estadística más reciente del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social del 2022.
En ese mismo año, el porcentaje de población vulnerable por carencias sociales fue de 41.2%, es decir, 710 mil personas, aproximadamente, presentaron al menos una carencia.
Problemas ambientales
En la Zona Norte, los problemas ambientales son causados por las actividades turísticas: la deforestación para la construcción de hoteles y servicios, que provocan alteraciones de la morfología costera y ecológica, así como la erosión y aumento de turbidez en el agua, generación de basura, descarga al ambiente marino de aguas residuales y pluviales sucias, contaminación por hidrocarburos del petróleo generados por lanchas y vehículos con motor fuera de borda, el uso de plaguicidas para mantenimiento de campos de golf y control de insectos.
La Zona Sur también cuenta con hermosas playas y arrecifes de coral, con una incipiente actividad turística, aunque con proyectos estatales de desarrollo que permiten prever impactos negativos potenciales.
En esta área, la más afectada es Boulevard Bahía, en Chetumal, donde las principales fuentes de contaminación son las descargas domésticas de aguas residuales, el transporte atmosférico de plaguicidas usados en la erradicación de vectores, los agroquímicos e hidrocarburos generados en los procesos de combustión de gasolina, leña y producción de azúcar.
En este 2024, las denuncias ciudadanas por contaminación ambiental aumentaron significativamente en Cancún, con un total de 48 denuncias recibidas por la Dirección General de Ecología. Las faltas a la vía terrestre fueron las que más afectaron a los ciudadanos, seguidas de daños al suelo, agua y atmósfera.
En comparación, en el primer trimestre del 2023 se reportaron 238 denuncias ciudadanas por afectaciones al medio ambiente, aunque los daños al terreno y a los cuerpos de agua urbanos fueron lo que más predominó.
Planeación urbana
El rápido crecimiento ha llevado a un desbordamiento de la infraestructura existente. Problemas en el transporte, la recolección de basura y la gestión de residuos han sido evidentes en áreas con alta densidad poblacional. La escasez de agua potable es un problema creciente, especialmente en zonas con alta afluencia turística.
El aumento desmedido del turismo ha generado problemas ambientales serios. La construcción masiva de hoteles, infraestructura y desarrollos provocaron la deforestación, contaminación de cuerpos de agua y degradación de ecosistemas marinos, como los arrecifes.
La falta de planificación urbana ha resultado en un crecimiento desorganizado, afectando la calidad de vida de los residentes. La expansión desmedida y la construcción sin regulaciones adecuadas han causado problemas de movilidad y de servicios.
