Ningún socio de las seis cooperativas de Isla Mujeres ha mostrado interés en solicitar permisos para la captura de pepino de mar en Cabo Catoche, lo que ha llevado a que la pesca furtiva de esta especie sea realizada por forasteros que acampan en las zonas costeras del municipio y operan impunemente en la laguna Chacmuchuch, denuncian los pescadores locales.
Los promotores del rescate de la laguna Chacmuchuch continúan insistiendo en que la Secretaría de Marina (Semar) establezca puestos de control en la entrada de la laguna Manatí, que conecta posteriormente con ambos puntos donde presuntamente operan los pescadores furtivos.
Según datos de la Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura (Conapesca), los únicos permisos concedidos para la explotación de pepino de mar en la región de la Península de Yucatán corresponden al Estado de Yucatán; no hay permisos para esta actividad en aguas del Caribe mexicano.
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A pesar de ello, los pescadores de Isla Mujeres han avistado pepinos de mar al Norte del Parque Nacional de Isla Contoy y en Cabo Catoche. Sin embargo, el límite permitido para los pescadores yucatecos es la frontera oficial entre Quintana Roo y Yucatán, por lo que nadie debería explotar la especie en aguas de Lázaro Cárdenas e Isla Mujeres.
Durante la pandemia, se ha observado un aumento en la captura irregular en la región. La última redada tuvo lugar en Cancún el 20 de mayo de 2015, cuando la Policía Federal decomisó 17 toneladas del producto. La Conapesca había advertido previamente que la población de la especie en Asia estaba disminuyendo debido al aumento en la captura.
La incautación se llevó a cabo en el Aeropuerto Internacional de Cancún, donde se decomisó el mayor cargamento registrado en el país de esta especie en extinción. La Policía Federal consignó a la Procuraduría General de la República a tres personas que tramitaban el embarque y habían transportado la mercancía en dos camiones alquilados a la empresa Ready to Rent.
En riesgo
El pepino de mar es un marisco equinodermo clasificado como Holothuroideo y se encuentra en riesgo de extinción debido a la fuerte depredación causada por la pesca furtiva, que responde a la alta demanda que tiene en países de Oriente y Europa, donde es apreciado en la gastronomía gourmet.
Esta especie puede alcanzar un tamaño promedio de 21 centímetros, pero ocasionalmente puede medir hasta 45 cm, con un peso que oscila entre 200 y 500 gramos. Tiene un ciclo de vida de 5 a 10 años y se encuentra desde la zona submareal hasta los 65 metros de profundidad, alimentándose de microalgas, diatomeas, detritos bentónicos y plancton.
El pepino de mar es uno de los organismos menos comprendidos; la mayoría de las personas desconocen su existencia y, hasta hace poco, incluso los propios pescadores ignoraban su valor, por lo que no lo explotaban, según comentó el investigador de la especie, Miguel Olvera Novoa.
Desde perspectivas ecológicas y económicas, el pepino de mar del Caribe (Isostichopus badionotus) es una especie de suma importancia, especialmente para la salud del medio ambiente, ya que contribuye a la limpieza del fondo marino. Aunque no es el único organismo que realiza esta función, su actividad biológica es relevante, ya que ayuda a reciclar la materia orgánica depositada por animales muertos y descompuestos en el fondo marino.
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