“Nunca perdimos la esperanza”, siempre confiamos en que Dios, enviara a nuestros amigos y nuestras familias a nuestra búsqueda y a nuestro rescate, es una experiencia aterradora que no le deseo ni a mi peor enemigo”, sostiene el capitán de la embarcación Andrea 1, Carlos Rafael Dzib Martínez, quien explicó que desde el mismo día de su salida quedaron a la deriva por una falla mecánica del motor.
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Rescatan a pescadores que naufragaron por una semana, tras partir del Puerto de Chiquilá
Entrevistado en su domicilio en el puerto de Chiquilá, donde platicaba con sus amigos, Dzib Martinez hace un espacio para relatar su experiencia y con el nudo en la garganta, explica que es difícil el tener que recordar esta situación que paso al lado de sus compañeros, navegando a la deriva, sin tener la posibilidad de pedir auxilio y solo con 15 litros de agua y unas galletas que racionaron hasta donde pudieron.
Se toma su tiempo y explica que el 1 de febrero salieron hacia cabo catoche para poder realizar la captura de langosta, pero el motor sufrió una falla y ante la falta de equipo de radiocomunicación no pudieron pedir auxilio, tomando la decisión desde ese momento de mantenerse unidos, racionar la poca comida y esperar a que se dieran cuenta de que no arribaron a chiquilá para comenzar su búsqueda.
Continúa relatando que llevaron 15 litros de agua, el cual trataron de racionar hasta donde podían, tomando el agua en una botella de yogurt de 200 mililitros, la mitad de la botella para cada pescador, en tanto que la comida solo duró los primeros días de manera racionada y ya después se quedaron sin comer, hasta este miercoles que fueron resatados.
En su travesía, afirma, que el temporal los alejó de cabo catoche, incluso puede decir que pasaron alrededor de las 3 de la mañana frente las costas de Cozumel, a una milla aproximadamente, porque notaron las luces y observaron los enormes cruceros, pero nadie los vio.
Afirma que llegaron hasta aguas internacionales, alejados de tierra firme, porque ya no notaron gaviotas, no notaron ningún tipo de animal marino, puro mar hasta donde su vista alcanzaba, esto luego de haber visto por algunos días los enormes barcos cargueros que se cruzaron en su camino y pese a la llamada de auxilio nadie los auxilió, quizá por su debilidad por no haber comido sus gritos no fueron escuchados.
La peor de las situaciones, recuerda, fueron las tres ocasiones que fondearon, el agua se adentraba a la lancha, de modo que tuvieron que tirar los bidones de gasolina, el compresor y otros equipos que llevaron, tuvieron que cortar una de las garrafas para poder sacar el agua que las fuertes y grandes olas y el viento arrojaban a la embarcación donde se aferraban con todas sus fuerzas.
Dos de sus compañeros cayeron dos veces al agua, pudieron mantener la lancha sin hundirse y sin saber dónde sacaron fuerzas, lograron rescatar a sus dos compañeros, manteniendo la fe y orando para que sus familias y sus amigos pudieran dar con ellos, pero los días pasaban sin que nadie los rescatara, aun asi los 4, Carlos Saúl; Donato y Juan, se daban los ánimos, para que nadie se rindiera y los cuatro pudieran salir de esta adversidad.
Juan Quime Mendez, llega en ese momento y se une a la plática y la entrevista, afirmando que no hay palabra de para definir todo lo que pasaron en alta mar aun con la experiencia que tienen pescando, puesto que nadie se espera que el motor les pueda fallar y toparse con climas malos, es una mala experiencia que ni en sueños pensó y que no le desearía a nadie.
Afirma que es uno de los dos pescadores que cayó al mar con los temporales que vivieron en su naufragio, la más fuerte y aterradora fue el paso del frente frío número 32, que casi hundió la embarcación, donde permanecieron por seis días, hasta que este miércoles cerca de las 8 de la noche a 46 millas de isla Contoy fueron localizado por sus compañeros de la embarcación Kiarita 3 y remolcados hasta el puerto de chiquilá.
Por ahora los pescadores afirman que solo quieren descansar, recuperarse de la mala alimentación y dejar atrás esta mala experiencia y más adelante, poder retornar a sus actividades como pescadores, con la esperanza de que nunca vuelvan a pasar por una situación así, y ninguno de sus compañeros tenga esa experiencia.
Cabe mencionar que los otros dos pescadores no fueron localizados en sus domicilios pero a decir de sus compañeros, los 4 fueron dados de alta a las 5 de la mañana de este jueves del hospital de Kantunilkin y trasladados al puerto de chiquilá, donde están recuperándose de la deshidratación que presentaron.
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HS