En Quintana Roo, incrementaron en 68 por ciento los pacientes que desarrollaron padecimientos crónicos por el consumo prolongado de alcohol. Hasta la segunda semana de diciembre de 2023, se contabilizaron 161 casos, mientras que, en el mismo periodo de 2024, ya suman 203. De estos, el 61% padece cirrosis hepática alcohólica y el 38 por ciento, enfermedad alcohólica del hígado, de acuerdo con la última actualización de la Secretaría de Salud Federal.
Liliam Negrete, directora del Centro de Integración Juvenil, dijo que, desafortunadamente, cada vez se reduce la edad de inicio en el consumo de alcohol, lo que también incrementa las posibilidades de que este se mantenga por el resto de sus vidas, ya que se asocia a las celebraciones y la socialización, por lo que ya está muy normalizado.
El abuso en el consumo de alcohol es un grave problema social que puede tener consecuencias negativas en la familia, el trabajo, la comunidad en general y, principalmente, daños en la salud, afirmó Antonio Danel, expresidente del Colegio de Médicos en Quintana Roo.
La cirrosis hepática por alcohol es una condición en la que el hígado se daña y se forma tejido cicatricial, lo que puede llevar a una disminución en la función hepática. Generalmente, no presenta síntomas hasta que el cuadro médico se torna grave; estos pueden ser retención de líquidos, náuseas, cansancio, pérdida de peso, vasos sanguíneos en forma de araña en la piel y enrojecimiento en las palmas de las manos. Esta enfermedad, en su forma avanzada, es mortal.
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En cuanto a la enfermedad alcohólica del hígado, es un cuadro de evolución y, para desarrollarla, al menos la persona debe beber de manera constante durante al menos cinco años. Suele tener síntomas y existen alteraciones en las analíticas hepáticas, además de que se afecta la función hepática. La gravedad es variable: si la persona deja de beber alcohol, la enfermedad puede curarse, pero hay pacientes que fallecen y otros que pasan al tercer tipo de cuadro (en este punto, sería útil especificar a qué se refiere este “tercer tipo de cuadro” para mayor claridad).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que el consumo de alcohol en las Américas es aproximadamente un 40 por ciento mayor que el promedio mundial. En general, la población en las Américas consume alcohol en un patrón que es peligroso para la salud. Este tipo de consumo de riesgo se asocia con diversos daños a la salud y sociales, que incluyen más de 200 condiciones (enfermedades no transmisibles, trastornos mentales, lesiones y VIH), así como la violencia doméstica, la pérdida de productividad y muchos costos ocultos.