Construida por los antiguos mayas en una extensa planicie, la urbe de Dzibilnocac alcanzaría el renombre de sus contemporáneas como Copán, Edzná, Palenque o Tical, gracias a su posición estratégica, siendo albergue de una poderosa dinastía que dejó como testimonio la huella de su grandeza, plasmada en grandes plazas, espléndidos edificios decorados con mascarones llenos de simbología, pinturas y jeroglífi cos de las deidades más imponentes de la cultura peninsular.
Dzibilnocac es un compuesto que significa en el lenguaje maya “bóveda pintada”: (tsibil-cosa / algo pintado) (nokak-bóveda) o “Gran Tortuga Pintada” (tsibil-cosa / algo pintado) (nohocn aak-gran tortuga).
La ciudad presenta un patrón urbano caracterizado por un conjunto de patios y de plazas que estaban intercomunicados, erigidos en varias etapas. Sus volúmenes y la calidad arquitectónica van decreciendo conforme se alejan del centro, desde la zona religiosa, hasta llegar a las regiones rurales. La parte focal del asentamiento la habitaron rectores o gobernantes, así como los nobles, sacerdotes, mercaderes y especialistas de alto rango. Evidencias de ocupación humana han sido fechadas entre los años 500 y 50 a.C. La riqueza del suelo propició la agricultura y el sedentarismo.
Con el paso del tiempo y la mayor complejidad social, Dzibilnocac llegó a constituirse como una capital regional, ejerciendo control sobre los habitantes, sus bienes y recursos del territorio circundante. Ello trajo consigo mano de obra y la rendición de tributos de los poblados periféricos.
Su auge ocurrió entre el 700 y 900 de nuestra era, años en los que aumentó la población, hubo mayor actividad constructiva y comercial, entonces el sitio llegó a cubrir al menos un kilómetro cuadrado. Alrededor del año 1000 d.C. comenzó la disgregación del poder político y económico.
El reino contó con su propio glifo, como lo hicieron otras grandes ciudades como Calakmul. La construcción emblemática del lugar fue la estructura A-1 o Edificio de las Torres, integrado por varias habitaciones dispuestas longitudinalmente sobre una plataforma de esquinas redondeadas. Al conjunto se agregaron tres elevaciones.
De igual forma, sobresalen otras construcciones como el Templo del Noroeste, el del Suroeste, la Plataforma Norte, el Patio Puuc, la Gran Acrópolis y su baño sauna (cerrado al público), el Adoratorio del Sol, el Edificio Oeste, además de muchos montículos, aún inexplorados.
JY