Después de casi 200 días, las playas públicas de Quintana Roo reabrieron para que turistas nacionales y locales puedan volver a disfrutar de la belleza natural que ofrecen las costas del Caribe mexicano.
Ello luego de que la presidenta municipal de Benito Juárez, Mara Lezama, confirmó que todas las playas públicas reabrirían esta semana, pues Quintana Roo logró el semáforo amarillo respecto al COVID-19.
No obstante, muchas son las dudas acerca de si ingresar al mar resulta un riesgo para contraer el virus, es decir que mediante el agua o la arena se pueda transmitir la enfermedad.
Primeramente, es importante recalcar que para ir a las playas se están tomando las precauciones necesarias por las autoridades, a fin de evitar que los contagios por coronavirus aumenten, entre éstas están: registro de temperatura, uso alcohol gel, no se permite el ingreso a grupos grandes de personas, ni entrar con alimentos o bebidas.
Por otro lado, para que acudas tranquilo es necesario que sepas que, según un artículo publicado en la revista Muy Interesante, un equipo de investigadores del CSIC elaboró un estudio sobre el riesgo de contagio de coronavirus en la playa, el cual explica que “en el agua del mar la posibilidad de contagio es prácticamente nula, debido a varias razones, una de ellas que los coronavirus tienen un baja supervivencia en el agua, en cualquier tipo de agua. Por lo que, la probabilidad de contagio en la playa es muy baja.”
Asimismo, explicó Jian Grimalt, el investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), “el agua del mar es salada y se ha observado que la sal también destruye al SARS-CoV-2. Ambos factores mencionados hacen extremadamente dificll que un individuo se pueda contagiar en el mar.”
Por tanto, lo más importante es cuidarse al estar fuera del agua, es decir que, mientras las personas estén conviviendo en la arena es imprescindible que no formen parte de grupos grandes de personas, que usen cubrebocas y que se mantenga la distancia pertinente entre las diferentes familias que acudan al mar.
Con la alberca sucede prácticamente lo mismo, el agua no es un transmisor del COVID-19; sin embargo, será importante consultar a los encargados de mantener la piscina, si ésta cuenta con el tratamiento necesario, que en muchos casos es a basa de cloro, sustancia que también vuelve casi nula la posibilidad de aquirir el virus.
sh