Una leyenda conocida por los habitantes que llevan más tiempo residiendo en Cancún y que resulta un tanto curiosa al ser analizada de manera lógica, pero no por ello se descarta como parte del acervo cultural de la ciudad, es el misterio que rodea al puente de entrada a Kaan y kun (vocablos mayas que dan nombre a la ciudad y que significan 'cuna o nido de serpientes'), ubicado a un costado del Aeropuerto Internacional de Cancún.
Se puede decir que el éxito que ha tenido el aeropuerto, se debe, no sólo a la belleza de las playas y los paisajes naturales que atraen al turista a la Riviera Maya y específicamente a esta ciudad, sino que de cierta manera indirecta también se debe cierto agradecimiento a la "protección" de los aluxes.
En primera instancia, es importante recordar y/o explicar a quien no conozca el termino, que un alux es una especie de duende que forma parte de la mitología Maya. Se dice que los antiguos brujos, creaban figuras de barro con rasgos parecidos a sus dioses y a través de un ritual, se hacían ofrendas a la figurilla para que ésta brindara protección a las viviendas y siembras de su dueño.
Aunque existen diferentes versiones en las que varía un poco el origen de éstos, es un hecho que en toda la Península de Yucatán, se les reconoce como duendes, en ocasiones traviesos y en ocasiones malvados que juegan bromas a quienes tienen la mala suerte de toparse con ellos, incluso si el desafortunado ignora su existencia.
La leyenda del puente en Cancún
Se dice que, para levantar esta construcción, que cabe mencionar no era una obra complicada de realizar ya que constaba de un puente de dos carriles con cuatro retornos circulares (nada que no estuvieran acostumbrados a construir) fue necesario apelar a las viejas costumbres mayas.
Los trabajadores no se explicaban porqué no lograban hacer que la obra avanzara, pues durante varios días al llegar al lugar de trabajo encontraban varillas torcidas en las columnas, cemento humedecido, desaparecían herramientas y ocurrían constantes molestias, que aunque no eran demasiado graves, impedían el avance del trabajo. Otras versiones dicen que cada mañana, la construcción amanecía completamente derrumbada.
"Son los aluxes", mencionó uno de los trabajadores, "Están enojados" dijo otro y esto de inmediato desató las risas de los demás colegas que ahí se encontraban. Sin embargo, ya que la mayoría de las personas que se estaban presentes en esa área de trabajo eran de origen maya, coincidieron en que los duendecillos estaban demostrando su molestia e inconformidad porque los forasteros estaban invadiendo sus dominios.
"Hay que construirles su casa", explicó el maestro albañil y aunque la petición resultó extraña para los que no conocían la leyenda, no dudaron en hacer caso al comentario, porque valía la pena intentarlo si eso ayudaba a cesar los extraños retrasos sin aparente explicación.
No se sabe a ciencia cierta, cuál fue el procedimiento exacto que realizaron, pero después de un ritual en el que pidieron permiso y dieron ofrendas a los aluxes que ahí "habitaban", construyeron la estructura piramidal que hoy se observa debajo del puente.
El resto del relato queda en los anales de la historia de Cancún, pues está de más decir que, efectivamente levantaron la pequeña construcción a manera de tributo y de aquí en adelante, no hubieron más inconvenientes para terminar el puente que hasta el día de hoy, se mantiene intacto y es una vía de acceso importante para el aeropuerto y la ciudad en general.
Con información de Gobierno de Quintana Roo
MA