Ver a este animal en árboles, parques y áreas verdes es parte de la cotidianidad en ciudades de la Península de Yucatán. Adaptada al clima húmedo y tropical, la iguana negra de cola espinosa ya compartía espacios con el ser humano desde la época prehispánica, imágenes y figuras del arte maya dan cuenta de esta relación.
La población de este reptil en nuestro país, aunque abundante, vive bajo presión por el constante estrés que ejerce el ser humano sobre sus hábitats, bosques tropicales y humedales, así como por su caza para aprovechar su carne, comestible en muchas comunidades mayas.
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En las partes subhúmedas de la Península, especialmente en áreas rocosas del Norte de Champotón, Campeche, e Isla Mujeres, en Quintana Roo, es posible observar grupos grandes de la especie sin la intervención del ser humano en sus hábitos y conductas.
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JG
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