Profra. Effy Luz Vázquez López*
De Aquellas Novenas Tradicionales
Ya tengo completas todas
las noches de mi novena
que le hago cada año
a mi niño Jesusito.
Más vale que empiece pronto
haciendo los compromisos.
A “Nocheras” y “Nocheros”,
desde ahora yo les digo
que tienen tiempo “toavía”
de juntar sus centavitos
para las flores, las velas,
el T’oox y don Ceferino,
que toca la “Serafina”,
que reza y canta bonito.
Ya están “toos”, van a ver:
Doña Canuta, la mujer de Caritino,
la de mi prima Rocío;
la ch’ela de aquí a la vuelta
y sus dos hijas de Trino.
También está Loretito,
Amalita y su mamá,
las tres por separadito.
El “T’oox” de todos los días
va a estar sabroso y surtido:
Habrá de crema española,
unos ricos tamalitos,
Arroz con leche y canela,
Ensalada de coditos,
Kibis de queso de bola,
sabrosos arrolladitos,
Churros que van a traernos
rellenos y calientitos,
también ensalada rusa
y sandwiches de pollito.
Por supuesto que habrá horchata,
y también las sidras Pino.
La última noche, que es mía,
romperemos la piñata.
Contrataré una charanga
y habrá baile y habrá ruido.
Don Hilario bailará
El Manicero cubano
que le sale muy chistoso
porque él es “puruxito”
y doña Rosi, su esposa,
“jach” parece un “chilibito”.
Lupita baila muy bien,
si se empata con Carlitos
el muchacho de la tienda,
pero si es con Edelmiro
que está bastante “ruquito”,
¡Jesús! Lo deja tullido.
Carmita, la de la vuelta,
su esposo don Alvarito,
don Menalio con Adela
y mi comadre Rocío
con su esposo Juan Candela,
seguro que harán la rueda
y bailarán de corrido
¡Hasta que Dios amanezca!
Por eso yo se los digo
con suficiente anticipo,
¡si vienen a mi Novena
serán muy bien recibidos!
¡Jesusito los espera!
* Coordinadora de la Casa de la Historia
de la Educación de Yucatán.