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Yucatán

Pib ideal: doradito por fuera y cremoso por dentro

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La tradición del Hanal Pixán en Yucatán no se puede entender sin el acostumbrado pib, que es el alimento por excelencia que más se consume los días 1 y 2 de noviembre y el que se ofrenda a las ánimas, pero para que quede más bueno debe estar enterrado, dicen los que saben, pero si no, al menos horneado a la leña.

La panadería El Girasol se ha vuelto la reina del horneado pues tan solo en estos dos días mete a su horno unos mil pibes. La receta, el preparado, desde luego dependen de cada persona, pero el horneado también es de vital importancia pues el pib debe de quedar en su punto, ni crudo ni quemado, pero sí crocante o doradito por fuera y suave y cremoso en su interior.

Desde hace varias décadas esta panadería, que está ubicada en la calla 36 con 75 de la colonia Vicente Solís, por estas fechas de difuntos se dedica por completo a hornear latas y más latas de pibes, aunque hay quien lleva su envoltorio en sus respectivas hojas de plátano también en sartenes o cualquier otro traste de metal que se pueda meter al candente horno de leña.

De vital importancia, para cumplir cabalmente con la tradición, resulta proveerse de todos los ingredientes necesarios, como son las hojas de plátano, cebolla, tomate, achiote, espelón, carne de cerdo, pollo, masa, manteca. Pero también habrá que buscar un lugar donde hornear y sobre todo si se hace más de un pib, que es el caso de muchas familias que hacen de a tres, cuatro, cinco o más.

En la panadería El Girasol la gente puede llevar los que quiera pues el gran horno de leña que funciona desde por lo menos hace cinco décadas puede dar cabida a unas 50 latas de diferentes tamaños de manera simultánea.

Estos dos días en que las ánimas visitan a los vivos desde luego llegarán por su pedazo de pib, pero los que aun no han colgado los tenis también exigirán su buen cacho. La casa donde está la panadería se convierte por completo estos dos días en terreno para dar cabida a un gran número de latas, ya sea para darles entrada, todavía crudo el preparado, o ya para darles salida, bien doradas por fuera, pero tiernas por dentro.

Ahí en el lugar se arremolina la gente, ya sea para entregar sus pibes para hornear o para llevárselos ya listos. En promedio, la gente debe esperar de 2 a 3 horas para recoger sus pibes.

La señora Ileana Martínez Garcés expuso que durante estos dos días se meten al horno unos mil pibes, los cuales se van clasificando mediante un número. A cada lata se le coloca una pequeña laminilla con el número que le corresponde impreso y para evitar contratiempos ya que muchas veces la gente tiene prisa y exige sus pibes rápido.

El costo de hornear un pib va de los 25 a los 50 pesos, dependiendo del tamaño y en el lugar unas 15 personas se dedican a sacar todo el trabajo. Meter y sacar pibes del horno, darles la vuelta cada determinado tiempo para que se cocinen parejo. Además, poner leña al horno cada media hora para que mantenga su calor.

Todo esto se debe hacer por largas horas pues tan sólo el día de ayer se trabajó de 5 de la mañana a 8 de la noche y aunque hoy se espera un poco menos de movimiento, igual se trabajará una larga jornada.

“La gente ya lo trae preparado y nosotros tenemos que ver que quede bien horneado y pues la gente ya nos tiene la confianza. Tarda unas 2 horas en cocinarse si no está muy grueso. De que llega no tarda en meterse al horno”, expuso.

Mientras el reportero charlaba con la encargada de la panadería, a la entrada de lugar la gente ya hacía cola para recoger sus pibes o para entregar otros para hornear. Algunas veces se genera cierta confusión porque algún pib no se encuentra de momento, pero al final aparece.

“Esto ya lleva años haciéndose, creo que no había nacido, pero es todo un trabajo muy serio, porque no se trata solamente de meterlo al horno y ya, sino que hay que estarlo girando para que se cueza parejo”, comentó.

Dijo que hasta ahora el sistema que tienen de números no ha fallado y aunque algunas veces hay cierta confusión no ha pasado de eso y mucho se debe también a que la gente llega a exigir su platillo con prisas y demás.

“Pero no hemos tenido mayor contratiempo, más que el trabajo de hornear mil pibes. Somos cuidadosos porque si se nos quema o se nos cae el pib pues lo tendríamos que pagar, pero no ha sucedido”, aseguró.

Dijo que es muy variable pues hay gente que lleva desde un pib, hasta quien lleva 5, 6 o 7, pero también hay negocios como cocinas económicas o empresas que llevan de a 20 o 30 charolas.

Lo que sí, comentaron, es que al menos estos dos días de Hanal Pixán en el lugar no se hornea pan, sino que todo el trabajo está dedicado a sacar los pibes pues hay una gran demanda de gente que no sólo llega de las colonias cercanas, sino incluso de puntos alejados de la ciudad.

Comentaron que todo se debe a don Juan de la Cruz Martínez, quien hace por lo menos 5 décadas fue quien inició la panadería e incluso él lo horneada y salía con su bicicleta y la canasta de pan sobre la cabeza para surtir de pan a los alrededores.

(David Rico)

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