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Yucatán

Por Roldán Peniche Barrera

Yucatán Insólito

Más expresiones de nuestra habla coloquial (prosigue)

Hablábamos ayer del Sr. Aguilar Noguera, un entusiasta de los yucatequismos, parroquiano de años del Moncho’s.

“A lo que te truje, Chencha…”

Esta expresión nos viene de la capital (“Sícierto -asegura el Wachy- yo la oí en la capirucha hace muchos y largos años, y también en Acapulco”).

Quiere decir: “A lo que vinimos”, “no perdamos el tiempo y comencemos” (un juego deportivo, una partida de póquer, una “tragadera”).

Ejemplo:

-Oye, Becerro…

-Sí, dime Salo.

-Yo creo que la X’Marucha está enamorá de ti…

-¿Y por qué dices eso, Salomón?

-Porque le dijo a la X’Tos que te quiere dar un chito.

-Oye, ¡pos pa’ luego es tarde!

-Mira, “ay” viene. Te dejo solo pa’ ver qué pasa…

Se va Salo y llega X’Tos:

-Oye Becerro, te quiero dar un chito.

-¡Pos de un-aves! ¡A lo que te truje Chencha!

Chico Pleito

Se arma la discusión en el Moncho’s: ya son las doce y no se ponen de acuerdo el tío Pascual y el Gasolina sobre dónde va a caer el globo:

-¡Vamos al México Lindo! -propone el tío.

-¡Niguas! Se opone el Gas- mejor cruzamos el Rubicón: vamos con el Mulix.

-Ni maíz palomas -insiste el tío- ¡al México Lindo!

-No tío, ¡con el Mulix! Hay buena botana.

Y no se ponen de acuerdo. De pronto asoma el museófilo y grita:

-¡Chico pleito! Se acabó la discusión: ¡Todos al Foreing!

Wachy Bates

Divulgación

Cayo Julio César

Una vez aprobada su propuesta por el Senado de financiar dos legiones para combatir la sublevación de Espartaco, que el ejército romano comandado por el general Pompeyo no podía sofocar, Marco Licinio Craso, el hombre más rico de toda la República Romana, lleno de ansias de gloria militar, se aboca a la tarea de reclutar su ejército privado que él mismo comandará, llama a Julio César y a otros distinguidos legionarios que anteriormente sustentaron cargos en las legiones romanas, pagándoles bien a ellos y a las tropas, para organizarlas y entrenarlas a fondo en la praxis romana militar de alta disciplina cuya supremacía era proverbial. Llegado el momento, Craso, autonombrado General en Jefe, marcha junto a las dos legiones apoyadas por su propia caballería en pos de los insurrectos. Al llegar a la zona de combate, se coordinan con las tropas de Pompeyo y acuerdan no darle tregua al cada vez más fuerte enemigo comandado por Espartaco. Un día combatirá Craso y a la siguiente ocasión Pompeyo, pero pasa el tiempo y no logran su objetivo, hasta que cierto día, después de una batalla cruenta, cuando termina el día y los ejércitos se retiran del campo de combate a sus respectivos campamentos, Craso convoca a su estado mayor y les comunica que se retirarán a Roma para darse un descanso. En ese momento Julio César toma la palabra y le dice a Craso que retirarse sería un error y propone cambiar de estrategia, recordándoles que el glorioso general romano Africanus, de antaño, en una situación similar combatiendo contra un poderoso ejército aliado del imperio de Cartago, que tenía como comandante de sus ejércitos nada menos que a Aníbal, cabe mencionar que este personaje no participó en esta batalla específica, en una guerra por la conquista de Africa, cambia el curso de las acciones al decidir contraatacar al enemigo en la madrugada cuando todos estarían dormidos y desprevenidos, incendiando el campamento y acabando con todos. A Craso le parece excelente la propuesta de Julio César y deciden llevarla al cabo; en la madrugada desatan el ataque con gran éxito y se escabechan a la mayoría de los enemigos incluyendo a Espartaco, tomando a más de seis mil prisioneros y el resto de ellos huyen como alma que lleva el diablo llevándose los despojos de su jefe Espartaco, muerto, frío, out.

Ante esta victoria Julio César propone, ahora sí, regresar a Roma a presumirle al pueblo romano y al Senado el fin de la sublevación y cantar victoria, pero Craso decide que antes de llegar a Roma van a ir ahorcando, cada cincuenta metros por toda la Vía Apia a los prisioneros y comete un Craso error que le iba a salir muy caro al perder tiempo en llegar a Roma.

(Continuará)

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