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Yucatán

Niños y jóvenes desarrollan adicción a video juegos y redes sociales

Les resultan más atractivos que el mundo real, dice un especialista

En todo el mundo hay adicción a los video juegos y las redes sociales por parte de niños y adolescentes, por lo que es necesario que los padres se formen en este tema y dimensionen el problema que va alejando a los menores cada vez más de las actividades que solían hacer, como deportes, ir a la escuela y socializar, destacó ayer José Armando Duarte Pantoja.

El especialista ofreció ayer la conferencia “Tecnoadicción a los videojuegos y a las redes sociales”, en la que dijo que hoy día hay una conducta recurrente de los hijos a quienes les encantan las redes sociales, los videojuegos y se la pasan consumiendo mucho y esta conducta llega a un grado en el que les enoja cuando les piden que paren y cada vez quieren pasar más tiempo frente a las pantallas.

(Recién se vivió en la Facultad de Matemáticas de la UADY una amenaza de un tiroteo, que resultó ser una supuesta broma y que ocurrió a través de las redes sociales, lo que pone de manifiesto el problema que se ha generado con estas nuevas formas de comunicación).

“El inicio a veces es muy de mañana, algunos se levantan de madrugada a jugar, y esta conducta los lleva a una adicción vinculada a la experiencia de placer que experimentan a nivel cerebral por la conducta de estar conectados”.

“La consecuencia de esta tecnoadicción es que el mundo real les parece aburrido, va muy lento, están acostumbrados al color, al movimiento, al sonido, a la interacción y esto va una conducta recurrente a conectarse, dejando actividades como el deporte, la socialización, quedándose en un rincón de su casa, en un rincón de un restaurante, se van de vacaciones y no disfrutan de la playa, no juegan en el mar pues quieren estar conectados pasa de ser diversión, afición, a ser una adicción”, señaló.

Destacó que incluso la Organización Mundial de la Salud considera la adicción a los videojuegos como un desorden de conducta en el juego, se trate de videojuegos con conexión a internet o sin ella.

Añadió que el común de los padres de familia autoriza el uso de las redes sociales, de los videojuegos, de los celulares, a una edad más temprana de lo que se recomienda e incluso los padres mienten sobre la edad de los hijos para poder abrir redes sociales.

Navegando

“Los padres de familia como que andamos navegando con mucha inocencia, desconociendo que estas tecnologías nuevas están diseñadas para enganchar”, expuso.

Comentó que la semana pasada padres y madres de familia pusieron una demanda colectiva en Canadá en contra de la empresa que desarrolla el juego Fornite, por la conducta nociva que generó en sus hijos, desarrollo de violencia y bajo rendimiento académico.

“Ellos comienzan a investigar y descubren que estos grandes fabricantes han integrado en sus equipos de trabajo psicólogos y especialistas en neurociencias para hacer que los juegos sean adictivos. Entonces el hecho de que los hijos no se puedan desconectar no es sólo porque les guste, sino que están diseñados para enganchar”, mencionó.

Además, dijo que otra de las variables que hace complejo el escenario es que muchas de las familias están dejando de ser nutricias, a veces por el tema laboral, porque no logran resolver el conflicto en parejas y se vuelve una cosa muy frágil y se da un binomio muy peligroso: la tecnología hecha para enganchar y que las familias dejan de ser nutricias.

“Entonces, los hijos encuentran que la vida real es tensa, desgastante, la escuela es aburrida y prefieren estar conectados”, dijo.

Reingeniería de vida

Por lo anterior, consideró que hay la necesidad de una reingeniería de vida, pues los padres han encontrado en los dispositivos electrónicos un “chupón digital”.

“Los papás, quizá por un estrés que se justifica por el desgaste laboral o un estrés difuso, porque también son tecno adictos, han encontrado como una zona de confort en la que el hijo se despierta viendo la tele, desayuna viendo la tele, van a la escuela viendo la tele y llegan de la escuela y todo tiene que ser divertido”.

“Esta generación se ha vuelto alta consumidora de las pantallas, lo que está generando que seamos personas superficiales que les da apatía leer, que les cuesta pensar y que no hay un pensamiento crítico analítico”, señaló.

Dijo que este problema sólo se puede resolver si los padres tienen un proceso de formación para entender qué es la tecno adicción, porque de lo contrario parece una postura radical el decir: “hay que dejar jugar a los niños”, pero eso es parte del problema.

“Hemos creído que los dispositivos son un juguete y no lo son, los juguetes físicos no generan tantos neurotransmisores vinculados al placer como lo hacen las pantallas”, expuso.

Señaló que sí es posible superar la tecnoadicción, pero requiere formación de los padres y que estén dispuestos a cambiar su estilo de vida.

“Si queremos que superen este problema, en primer lugar, debemos comprender que los padres también corremos el riesgo de serlo y muchos lo son; cambiar el estilo de vida para conectar con los hijos en la vida real, dialogar, buscar actividades, porque según estudios el común de los padres dialoga 5 minutos con sus hijos, lo que es muy poco comparado con el consumo de internet que el mexicano promedio consume 8 horas y 21 minutos”, señaló.

Reiteró que hoy el principal agente socializador es el internet, más que la escuela y más que los padres.

Comentó que no es suficiente con quitarles o arrebatarles la tecnología pues la persona tecnoadicta libera varios neurotransmisores que generan placer y cuando se lo quitas se genera una crisis de abstinencia y esa crisis es una respuesta bioquímica del cerebro y va vivir obstinado esperando el día que lo recupere.

“Lo mantendrá vivo la ilusión de volver a tenerlo, por lo que hay que formarse, dialogar con los hijos, reducir el consumo gradualmente y el que no juegue todavía mejor que no juegue y los pequeños que no tengan redes sociales”, concluyó.

(David Rico)

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