Ante el alto déficit de donantes de órganos, en varios países se analiza ya la posibilidad de aceptar donantes aunque padezcan algún tipo de cáncer, siempre y cuando los tumores sean pequeños y bien focalizados, además de asegurarse que el beneficio sea mayor que el riesgo, aseveró ayer la directora médica del Programa de Trasplante Renal y Renopancreático del Instituto de Trasplante Henry Ford, de Michigan, Milagros Samaniego Picota.
La especialista presentó ayer en esta ciudad una ponencia sobre el tema en la apertura del XXV Congreso de la Sociedad de Trasplante de América Latina y el Caribe, en la que destacó que precisamente al ser un tópico relativamente nuevo se escogió este evento para debatir y decidir cuál es el procedimiento adecuado a nivel de Latinoamérica.
Durante el acto, celebrado en el Centro Internacional de Congresos, explicó que se tienen que hacer una serie de estudios para determinar si deben considerarse como donadores de trasplante o no, sean donantes vivos o cadavéricos, quienes tienen historial de cáncer en el pasado o que el órgano que se está obteniendo en la cirugía tiene un tumor.
Fuerte déficit de órganos
–La razón de que esto sea tan importante es porque hay un gran déficit entre la demanda y la oferta, la oferta siendo el donante y la demanda el paciente, así que la respuesta es que depende del tipo de receptor y depende del tipo de donante, observó.
Un ejemplo –continuó–, si es un paciente en diálisis que va a fallecer porque ya no tiene acceso a vascular o ningún acceso para hacer la diálisis, lo que significa que el paciente va a morir, pero si se encuentra un donante que tiene un tumor muy pequeño y que usualmente no está asociado con mortalidad inmediata, puede entonces ofrecer un beneficio, así que la opción para ese receptor es morir o recibir un riñón con el que puede vivir hasta 200 meses o más, incluso ocho años más que si no se le da el trasplante; esa es la diferencia principal.
Hizo notar que siempre hay un riesgo, pero entonces se debe considerar el riesgo y el beneficio, aquí es donde la pregunta se debe hacer y considerar y discutirla con el paciente.
Reiteró que, por ejemplo, si el paciente tiene menos de un año de vida porque no se le puede hacer diálisis, pero si se le explica que hay un riñón de un donante con cáncer, probablemente no le va a causar la muerte y, si desafortunadamente sucede, lo va hacer en muchos años, o sea, le proporcionará vida por lo menos cuatro, cinco u ocho años en comparación con no recibir el trasplante y morir en la espera.
Hace falta más información
–La idea es que pacientes con un diagnóstico severo de cáncer no se consideran donantes, es el paciente que tiene un tumor pequeño y que puede donar, porque el tumor tiene un comportamiento de tipo biológico mucho más benigno que un tumor avanzado, puntualizó.
Agregó que actualmente en el mundo muchos de esos riñones que se pueden trasplantar se están desechando sin tener una explicación clara y precisa.
Expuso que los sistemas que se tienen ahora para recoger la información sobre los pacientes que donan y que tienen cáncer no es ideal, porque se tienen muchos problemas y no se sabe realmente la cantidad de pacientes que mueren con cáncer y que pudiesen ser donantes de tipo cadavérico; por eso se está empezando a revisar este tópico a nivel nacional e internacional, como lo hacen ya Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido.
–Se está coleccionando información de esos pacientes y muchos pacientes se están aceptando en esos países como donantes cadavéricos, principalmente en el Reino Unido y Nueva Zelanda, estableció.
Descartar riesgos
Dijo que en este tema todo tipo de órgano puede ser donado y, como ejemplo, señaló que los pacientes que tienen un tumor cerebral dependiendo del tipo, ese donante puede dar dos riñones, un hígado, dos pulmones y un corazón.
Por lo tanto –continuó–, se debe hacer un diagnóstico y un análisis completo del tumor, se tiene que hacer una biopsia, se tiene que conseguir un cirujano, ver el tejido, se tiene que evaluar el tamaño del tumor, si hay una invasión del tejidos cercanos, pero todo esto se puede hacer en el momento en que los órganos están procurando del cadáver para hacer donados, todo esto se puede investigar.
Comentó que usualmente, cuando a un paciente se le llama para un trasplante, viene al hospital incluso antes de que los órganos empiecen a ser procurados del donante para encontrar cualquier complicación o para encontrar cualquier riesgo que sugiera que ese paciente, si se le trasplanta ese riñón que ha tenido un tumorcito, pueda desarrollar una enfermedad de tipo metastásico.
Samaniego Picota expuso que, actualmente, en los Estados Unidos hay 300 mil pacientes en diálisis, es decir, en espera de un órgano, pero cada año nada más se colectan de 12 mil a 15 mil riñones y esta cantidad es mucho menor en otros países.
Diabetes y consecuencias
Puntualizó que el riñón es el órgano más trasplantado porque el número de pacientes con enfermedad renal es muy elevado y la diabetes es la causa más común de esa enfermedad en el mundo.
–La diabetes es tan común que el fallo renal está aumentando de una manera explosiva en los países del Tercer Mundo y la diálisis es extremadamente cara, de tal manera que países pobres no podemos pagar por diálisis, precisó.
Sostuvo que los órganos que pueden ser donados y trasplantados son los que puedan tener cánceres pequeños y bien localizados, y que la comunidad médica esté segura que el beneficio siempre será mayor que el riesgo.
–Este es un tópico relativamente nuevo y de mucha discusión actual porque siempre hay la probabilidad de que el receptor desarrolle un cáncer metastásico que recibió del donante, que de otra manera no lo iba a desarrollar.
Sin embargo, apuntó que recientemente en Estados Unidos estar en diálisis tiene una mortalidad mayor en cinco años a quienes padecen cáncer de colon, que viven más años y esa es la perspectiva que se debe considerar.
(Rafael Mis Cobá)