Yucatán

La celebración del Día de Muertos en el lago de Pátzcuaro, Michoacán, un sitio emblemático

Pilar Faller Menéndez

En todo el país la celebración del Día de Muertos no pasa inadvertida, y cada estado tiene su peculiar forma de rendirles homenaje a sus difuntos. En Michoacán se lleva a cabo un singular festejo en el Lago de Pátzcuaro, el cual comienza con la preparación de los alimentos preferidos para sus difuntos. En las calles puede verse los festivales que alegran el día con música y cánticos tradicionales, entre los que destaca la “Danza de los pescadores” cuya tradición es la caza del pato sagrado, el cual ha crecido en el Lago de Pátzcuaro y cuya caza se realiza utilizando solamente un lanza.

Este pato, una vez cazado, se cocina para alimentar a quienes esperan a sus difuntos durante la madrugada del dos de noviembre. Por la noche puede observarse un espectáculo digno de ser visto, en el cual los pescadores salen en sus barcas navegando el lago, para iluminar el camino de los difuntos con veladoras.

Alrededor de la media noche del 1º. de noviembre, se puede observar las procesiones de barcas que se dirigen al panteón de Tzurumútuaro, que se encuentra en la punta de la isla de Janitzio, en la cual niños y mujeres, con velas y antorchas, realizan una procesión en silencio para encontrarse con sus difuntos.

En el panteón los altares resaltan por la decoración y los detalles que los adornan así como las ofrendas que se colocan en las tumbas que son por lo general calabazas, plantas de maíz, flores de la estación que se combinan con un gran número de velas y veladoras que iluminan todo el cementerio.

Por lo general puede observarse en la entrada un arco lleno de flores, así como una gran fila de veladoras las cuales simbolizan el portal y el camino por el que los muertos regresan al mundo de los vivos a fin de disfrutar de sus comidas favoritas, y sus gustos personales como puede ser algún licor, cigarros, dulces, etc.

Es muy probable que el visitante no pueda visitar el panteón, pero sí puede observar la mística procesión desde los alrededores de la isla en donde se observan luces en movimiento y el espejo que forma el agua del lago deja ver un espectáculo fantástico cuando los pescadores toman sus redes de mariposas en sus balsas iluminadas.

Los altares están llenos de símbolos entre los que se encuentran principalmente un arco, que es el principal rasgo del altar, el cual está formado por un cuadrado, un triángulo y una estrella de seis puntas, todo cubierto por la flor de cempasúchil, así como figuras de azúcar, pan y fruta de la región y temporada. Las ofrendas se colocan en el piso y consisten en calabazas, camotes, jícamas, chayotes, cañas, naranjas, limas, tejocotes, plátanos y dos velas que se ponen en la parte superior formando una cruz.

La base que conforma el altar tiene forma rectangular, la cual marcan dos petates. Toda la base y el rededor del altar están cubiertas con pétalos de cempasúchil.

Junto a la ofrenda es colocado un pequeño cántaro y recipiente con sal, ya que para el cristianismo estos elementos significan el bautismo y la pureza del alma. Los antiguos michoacanos consideraban que el agua era el origen de la vida, y que también mitigaba el cansancio de los difuntos que venían a convivir con sus familiares. Las velas son el símbolo cristiano de la fe, y en Pátzcuaro existe la creencia que las velas ayudan a los difuntos a encontrar su altar.

La flor de cempasúchil la cual tiene el color del Sol, que es el dios principal de los antiguos mexicanos, representaba en la mitología mesoamericana la región Norte de su mundo: el lugar de los antepasados, la región de los muertos. La flor de ánima, es una orquídea morada que florece en esas fechas. En la antigüedad los tarascos ofrendaban a sus muertos con pan amarillo de maíz al cual llamaban cororundi, por tener el color de la región Norte. Las figuras de azúcar son parte de las golosinas, y casi siempre se colocan en las ofrendas dedicadas a los niños. Por último, el copal y el incienso, sirven para limpiar el lugar de los malos espíritus y unen al Cielo con la Tierra igual que los rezos.

Probablemente este sea uno de los festejos más hermosos y singulares en el Día de Muertos, aunque la mística envuelve a todo el país, así como la devoción a los que ya partieron. El poder observar a la gente que por generaciones ha conservado esta tradición es un privilegio que muchos tenemos, y por lo cual son dignos de admiración y respeto el que compartan estas festividades con los visitantes, para poder apreciar la riqueza que tienen las etnias de México y sus tradiciones.