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Ana María Ancona Teigell

“Cuanto más gruesa es la armadura, más frágil es el ser que la habita.”

Anónimo.

Cuando tenemos una adicción, ya sea al alcohol, tabaco, drogas, juego, trabajo, siempre o la mayoría de las veces, los especialistas recurren a la genética. Padres alcohólicos hijos con la misma adicción y así con todas.

Pero hay un médico canadiense experto en adicciones reconocido por su exitoso trabajo en la salud mental de pacientes que abusan de sustancias en el centro de Vancouber, la zona más concentrada de uso de drogas en América del Norte. En 2018, fue premiado con la Orden de Canadá, la más alta condecoración civil del país, por su trabajo. Es el Dr. Gabor Mater, que plantea un nuevo enfoque en el tratamiento de los adictos. Ya que para él la adicción está siempre arraigada en el trauma, “si es que sabemos cómo reconocer lo que es un trauma.”

Si quieres investigar lo que causa una adicción, debes mirar los beneficios de la adicción: “¿Qué es lo que esta te hace?

Las personas dicen por lo general, “(la adicción) me alivia el dolor, me hace escapar del estrés, me da un sentido de conexión, un sentido de control, un significado, me hace sentir vivo, me estimula, me da vitalidad.” En otras palabras, la adicción satisface una necesidad humana esencial que de otra forma no estaría presente en la vida de esa persona. Todos estos estados, de falta de conexión, de sentirse aislado o tener mucho estrés en tú vida, son estados de dolor emocional. Así que su mantra sobre la adicción no es “¿Por qué la adicción?” sino “¿Por qué el dolor?

Cuando miras a las poblaciones de adictos, lo que encuentras es que entre más adversidades hayan tenido durante la infancia, es mayor el riesgo exponencial de una adicción. La adicción está siempre arraigada en el trauma y en la adversidad infantil, lo que no significa que todas las personas traumatizadas se volverán adictas, pero sí significa que cada adicto estuvo traumatizado.

El tratamiento contra las adicciones requiere de mucha compasión, mucha ayuda, mucho entendimiento, y no consecuencias severas, medidas punitivas (castigo) u ostracismo (aislamiento voluntario o forzoso de la vida ública). Por eso el fracaso de la mayoría de las modalidades de tratamiento; ya deberíamos haber despertado y preguntarnos a nosotros mismos: “¿Realmente entendemos el trastorno?” Pero eso no ocurre a menudo en el mundo médico. No estamos mirando su naturaleza real como una respuesta al sufrimiento humano. No estamos ayudando a las personas a trabajar para resolver sus traumas. El estudiante promedio de medicina (en Estados Unidos) no recibe ninguna clase sobre trauma emocional. Seguimos preguntando “¿Qué está mal contigo?”, en lugar de preguntar “¿Qué te ocurrió?”

La adicción no es una elección, no se debe castigar para disuadir a otros, nadie elige sufrir un dolor. Nadie que conocemos despertó una mañana y dijo: “mi ambición es convertirme en adicto.” No es una elección que alguien hace, es una respuesta al dolor emocional.

Uno de los mayores mitos de la adicción es que es genética. Sí, aparece en familias. Pero ¿Por qué aparece en familias?, si soy alcohólico y le grito a mis hijos y ellos crecen tranquilizándose con alcohol, ¿Les heredé eso genéticamente? O ¿Es una conducta que desarrollaron porque yo reproduje las mismas condiciones que cuando estaba creciendo? Entonces, algo que aparece en familias no dice nada sobre las causas genéticas. Puede haber predisposiciones genéticas, pero una predisposición no es lo mismo que una predeterminación. No significa que estás genéticamente programado para ser un adicto.

El otro mito es que la adicción se restringe al usuario de substancias o a unos cuantos perdedores en nuestra sociedad. Ésta está extendida y es ascendente en nuestra cultura. Cuando miramos a esta sociedad en casi todos los niveles vemos tantas adicciones, tantas compulsiones, y no solo eso, también vemos toda una economía basada en alimentar todas esas adicciones.

La adicción se manifiesta en cualquier conducta que una persona encuentre temporalmente placentera o con la que sienta alivio, y por lo tanto siente ansiedad por ella, pero sufre consecuencias negativas como resultado de ésta y no renuncia a ella, o no puede renunciar, a pesar de esas consecuencias negativas. Esto puede incluir, drogas, tabaco, sustancias alcohólicas de todo tipo. También puede estar vinculada al sexo, al juego, a las compras, al trabajo, poder político, juegos en internet…Virtualmente cualquier actividad que pueda ser adictiva, dependiendo de tú relación a ella.

Mientras exista el ansia y el alivio, con consecuencias negativas de largo plazo, y dificultades para renunciar a ella, existe una adicción.

Una de las adicciones del Dr. Mater, fue al trabajo, lo que significó que ignorará sus propias necesidades y las necesidades de su familia para perseguir el éxito y la satisfacción en el trabajo. La adicción al trabajo estaba arraigada en una profunda sensación inconsciente de que él no era suficientemente bueno, que tenía que seguir probándose a sí mismo y también una creencia inconsciente de que no era querido y deseado.

El mundo entonces te recompensa por ser un adicto al trabajo que se sacrifica.

El punto aquí es que todos somos iguales al resto de las personas. Siempre tendremos una adicción y hay que preguntarnos ¿Qué nos ocurrió? Para trabajar en ese trauma que nos causa un dolor emocional y terminar con las adicciones.

(Fuente: BBC Mundo)

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