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Yucatán

Todavía se practica el P’o’k’eban o lavado de muertos

–El P’o’k’eban, que es el lavado de muertos, una costumbre que tenían los mayas antiguos de lavar al difunto, lavarlo muy bien, y con el agua elaborar el relleno negro, dijo ayer en conferencia Jorge Humberto Alvarez Rendón, integrante del Consejo de Cronistas de la Ciudad de Mérida.

Y agregó:

–Era la tradición entre los mayas. Era como una especie de purgatorio. Así como los católicos creen que hay un lugar donde el alma está por años purgando sus pecados hasta que queda limpia y se va al cielo, los mayas pensaron que de esta manera el difunto podía repartir sus pecaditos entre los que comían, de tal manera que participan de la comida y de sus pecados, para ayudar al muerto a lavar sus culpas.

–Alguien me contó que incluso cuando morían de viruela los lavaban y hacían una comida con el agua…

–Y lo peor es que hubiera muerto de lo que hubiera muerto, esa agua servía para hacer el relleno negro que se repartía entre todos los asistentes. De tal manera que se podía ver qué antihigiénico era.

–¿Y se podían transmitir así enfermedades?

–De hecho se transmitieron, seguro. Lo comían así, quizá con el calor de la cocción se morían muchos gérmenes, pero de todas maneras es algo que no es recomendable.

Café en vez de relleno

–Oiga, maestro, ¿esto ya se dejó de practicar hace siglos?

–Fíjate que un antropólogo, amigo mío, me decía que ciertamente en las ciudades cercanas, en las villas y pueblos, ya no se practica, porque se elevó la cultura del pueblo y ya no lo hacen, pero que en algunos poblados cercanos a Quintana Roo, alejados, todavía hace 10 años constataron que lo hacían con café, ya no con relleno negro.

–¿Por qué escogían estos dos productos?

–Porque el relleno negro y el café son negros. Tiene que ser negro el líquido. El atole es negro. Entonces el agua sucia sirve para hacer el café, es una forma más simplificada de hacer el P’o’k’eban,

–¿Esto viene de los mayas antiguos de la época prehispánica?

–Quizá no, porque viene de la presencia de la idea del purgatorio, que la enseñaban los franciscanos. Antes de la llegada del cristianismo no existía la idea del purgatorio, porque para los mayas había el lugar de los muertos. Pero los católicos cristianos tenían el sitio para los buenos, los santos, por eso hay una fiesta que se llama Todos los Santos, que es el primero de este mes, y el día 2 los Fieles Difuntos, todos, hasta los que están en el infierno, porque si no estaban en el cielo, estaban en el infierno.

Tercer lugar

Después apareció un tercer lugar. Decían los teólogos, los obispos, que se reunieron y dijeron: Dios es muy bueno y misericordioso. Aquel que se muere sin confesarse, ¿se va al infierno? No. Pero tampoco puede ir al cielo. ¿Entonces dónde? Al purgatorio. Y ahí están padeciendo, sufriendo, pero con la esperanza de que algún día… Entonces estos dijeron: Pues vamos a hacer algo parecido: con esto le quitamos los pecados a este pobre y se los comen todos.

Por su parte, la Dra. Ena Evia Ricalde, titular del Centro de Apoyo a la Investigación Histórica y Literaria de Yucatán, dijo que montaron esta conferencia y una exposición con motivo del Día de Muertos a fin de que se conozca un poco de nuestras costumbres y ritos funerarios, sobre todo desde la perspectiva maya, como en el caso del P’o’k’eban.

–Tenemos diversos materiales que hablan un poco del Hanal Pixán, pero también algún libro como el de “Crónica del Asombro”, de Roldán Peniche, donde hay una parte que sí habla del el P’o’k’eban, de algo igual que le contaron y de cómo lo vivió una persona.

Cuatro esencias

Yo lo que expresé en la presentación del maestro Jorge Alvarez y de lo que tengo conocimiento, es de cómo en algunas partes, en algunas comunidades de Yucatán, se sigue llevando a cabo el P’o’k’eban, pero no igual a como lo plantea don Jorge, sino que se le lavan las manos al muerto porque en las manos está una parte de su esencia. Es el kiínam, que es el dolor, el calor o la fuerza que tiene una persona en su cuerpo y que puede afectar a otras personas. Es la segunda entidad sutil en salir del cuerpo después de la muerte. El kiínam se encierra sobre todo en las manos. Esta segunda entidad que sale cuando la persona se muere y se va el kiínam. Es una energía que se tiene en algunas partes del cuerpo y que se encierra en las manos. Le lavan las manos y lo que se hace es nombrar a algunos padrinos, y esos padrinos con conocimiento, con compromiso, comparten el ritual y éste se vuelve una bebida que se toma.

El maestro Jorge nos dijo que esta bebida tiene que ser negra, un café por ejemplo. Pero esta cuestión de la práctica tiene otro sentido cuando se trata del kiínam. También está el pixán, aire o Iik o viento que se adquiere desde el vientre materno, desde que la sangre empieza a circular. Se ubica en la sangre, el corazón y el tórax.

Otra parte es el óol, o estado de ánimo, que se encuentra en el corazón y el cerebro, en la sangre y en todo el cuerpo. Al morir, esta energía desaparece. Y finalmente está el Iik, o viento de aire que respiramos. Es el soplo de vida que entra por la nariz y se concentra en los pulmones y en el estómago –concluyó.

(Roberto López Méndez)

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