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Pilar Faller Menéndez

Si uno es paciente y persistente podrá, de alguna manera, terminar con los abusos y engaños que la banca de hoy realiza a sus clientes, ofreciéndoles muchos beneficios que para hacerlos válidos, hay que tener un hígado sano, y no dejar de utilizar hasta el último recurso para hacerse oír.

No es posible la impunidad que los servicios bancarios tienen, y el derecho a expresar la insatisfacción de los mismos tan poco conocido, como es la CONDUSEF, (Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros, en donde por obligación, tanto las aseguradoras como los bancos, tienen que prestar atención a la demanda, y ofrecer una respuesta a la misma.

Muchas veces la respuesta que dan parece haber sido la definitiva, pero existe todavía un recurso de inconformidad con la respuesta dada, por lo que además de ya haber sido multado el banco, por la queja de un usuario, debe contratar a un abogado, el cual debe apersonarse para un careo, ante la respuesta insatisfactoria que dio.

¿No son suficientes los intereses y las comisiones que cobran, como para no cumplir con los beneficios que ofrecen en algunos productos? Esto es un fraude con sus seis letras, pero como dice el dicho: “el ofrecer no empobrece, dar es lo que aniquila”, y a falta del entendimiento de que aquí no se trata de hacer favores ni concesiones, sino de cumplir lo que ofrecen, que muchas veces tratan de ocultar, con artimañas, pronto estaremos recurriendo a otro tipo de modelo financiero, el cual no sea un ave de rapiña, sino que ofrezca un justo servicio a sus usuarios.

Es indignante, cómo estas instituciones financieras que navegan con la bandera de que el cliente es para ellos lo más importante, se basen en trucos bajos, para no hacer válido un servicio al que están obligados a brindar en algunos productos. ¿Por qué son tan engorrosos los trámites de hacer valer nuestros derechos?

Para mí, es algo así como una prueba de resistencia, de a ver quién es el que desiste primero, por lo que es importante saber que mientras más insistamos, más le estará costando al banco en multas, por no proporcionar respuestas coherentes y válidas ante lo que se está reclamando.

Algunas veces la cantidad que se reclama no es un monto que los pudiera poner en aprietos, pero el sólo hecho de reconocer que cometieron un error, los hace algunas veces pagar hasta cinco veces más del monto reclamado en multas, antes de reconocer algún fallo en sus sistemas o promociones.

La única forma de vencer estas impunidades es cumplir con el deber o el derecho de hacernos escuchar, existen los medios conciliadores a estos problemas diarios que se le presentan a muchos ciudadanos, que muchas veces se sienten indefensos, o se conforman simplemente con la respuesta que la institución bancaria les dio, a pesar de no estar conformes con ella.

La desidia muchas veces hace que sigan cometiéndose estos atropellos, ya que la gente muchas veces tiene la percepción de que es pérdida de tiempo llevar a cabo los trámites contra algún servicio o cobro con el que no estuvieron de acuerdo. Puede ser que la cantidad no sea considerable para nuestros bolsillos, pero si toda la gente piensa de este modo, la ganancia de los bancos es considerable.

Pensando como clientes, sin ser arrogantes ni groseros, hay que tener en cuenta de que ninguno de los servicios que ofrecen son sin costo, por lo que si estamos pagando por algo, es justo que nos den lo que estamos contratando, de otra forma, estamos siendo víctimas por elección. Hacer de nuestra parte hará que sintamos que cumplimos con inconformarnos, que tenemos voz, y que estamos haciendo uso de los medios que defienden nuestros intereses, porque si no fueran tantas las inconformidades ¿Qué sentido tendría que existiera la CONDUSEF?

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