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Yucatán

Enjuiciamiento personal de la conducta sexual.

Jorge A. Franco Cáceres

En varias encuestas en línea sobre la vida sexual de los jóvenes del mundo globalizado, se ha preguntado algo importante para las relaciones humanas a los universitarios de varios países. Se les ha cuestionado en qué medida están o no de acuerdo con las opiniones que señalan que, si los hombres y las mujeres tienen relaciones sexuales con muchas personas, se les respeta menos e, incluso, se les considera inmorales e indignos.

Los resultados señalaron que casi la mitad de los estudiantes encuestados juzgaba que las relaciones sexuales múltiples de hombres y mujeres no son ningún problema para ellos. A diferencia, un porcentaje mucho menor mantenía un doble estándar arbitrario, es decir, juzgaba a las mujeres con mucha más dureza que a los hombres.

Otro porcentaje, también inferior, mantenía un doble rasero retrógrado, es decir, juzgaba a los hombres con más dureza que a las mujeres. Y cerca de la tercera parte compartió que no juzgaba para nada a las personas por sus relaciones sexuales, sin importarles las frecuencias de sus encuentros. Algunos se atrevieron, incluso, a señalar que la experiencia sexual de las personas era un atractivo adicional para los encuentros íntimos.

En las entrevistas, surgió que las mujeres son más propensas que los hombres a juzgar las relaciones sexuales múltiples de ellos, y a hacerlo desde una actitud que los investigadores llaman conservadora igualitaria. Las opiniones más lapidarias al respecto surgieron de ellas, sin importar las edades cumplidas, las carreras universitarias y las clases sociales.

A decir verdad, poco más de la mitad de las mujeres encuestadas evidenció que eran más conservadoras igualitarias en comparación con la tercera parte de los hombres consultados. Muy reducido fue el porcentaje de mujeres que juzgó severamente a las mujeres por tener relaciones sexuales múltiples, en comparación con la cuarta parte de los hombres que sí lo hicieron.

Las encuestas en línea descubrieron también que era muy poco probable que las personas que no son religiosas, así como los judíos y los budistas, juzgaran inmorales o indignas las relaciones sexuales múltiples de los demás. Los católicos liberales evidenciaron ser moderadamente críticos o despectivos al respecto, mientras que los protestantes evangélicos y los cristianos fundamentales fueron los jueces más rudos.

Se descubrió, también, que los atletas masculinos y los líderes universitarios son propensos a los dobles estándares morales, juzgando muy rudo a las mujeres por sus relaciones íntimas y dejando libres o, incluso, festejando a los hombres por sus múltiples encuentros sexuales.

Las mujeres dominantes o con perfiles alfa entre las universitarias, fueron las que también más evidenciaron dobles estándares, juzgando a los hombres con dureza por sus múltiples relaciones sexuales. Se trata, al parecer, de una identificación agresiva y lapidaria con la equidad de género.

En las encuestas en línea, surgió que “puta” es una de las palabras más fuertes para enjuiciar a las mujeres heterosexuales y los hombres homosexuales por sus relaciones sexuales con muchas personas.

Poco se les reconoció como personas con experiencia sexual y menos se les ponderó por ser sexualmente dispuestas, generosas o comprometidas con los demás. Se usaron términos despectivos, como zorras o perras, para menospreciar por igual a las mujeres y los hombres por sus múltiples relaciones sexuales.

Pocos objetaron que las mujeres y los hombres sean tratados como tales por tener relaciones sexuales con múltiples parejas o, incluso, algunos grupos. Menos se atrevieron a señalar que son tratados injustamente porque tener relaciones sexuales con múltiples parejas no hace que alguien, más allá de sus perfiles sexuales, sea incuestionablemente puta, zorra o perra.

¿Consideras tú que es justo menospreciar a alguien sólo porque ha tenido muchas parejas sexuales? ¿Eres capaz de reconocer las personalidades y asumir las actitudes individuales hacia el sexo?

Si crees que es justo hacerlo así porque no reconoces personalidades y actitudes sexuales, ¿cuál es el número de relaciones que consideras que alguien debe tener para que dejes de respetarlo, lo consideres monstruo humano enloquecido por el sexo, y procedas a enjuiciarlo como inmoral o indigno por ser alguien abierto al sexo con muchas personas?

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