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Yucatán

'Fichita”: persona pícara, indigna de confianza, etc.

Roldán Peniche Barrera

Yucatán Insólito

Yucatequismo bastante común que se refiere a gente pícara, de malos hábitos, en la que no se puede confiar. Obsérvese que se usa en diminutivo para acentuar la ironía con que se le nombra.

No lo admite el quisquilloso DRAE y para nuestra sorpresa tampoco el diccionario del Dr. Güémez Pineda, acaso por no ser mayismo. En cambio sí lo incluye el de Rodríguez Cimé, de esta guisa:

Fichita (ser una) (Palomillas): problemático

Además del diminutivo tan yucateco también se usa “Ficha”, tal como lo registra Santamaría:

Ficha. f. Pig. Pillo, bribón, truhán.

Ejemplo:

-Andresito ¿por qué tan agüitao? -le pregunta el teacher Vallejo al célebre celestino.

-¡Ay, maistro! Es ese condenado de Roberto el del Palacio Hindú…

-¿Qué te hizo ese alcahuete, o qué no te hizo?

-Me dijo que es constructor de casas y bohíos.

-¿Y eso qué?

-Yo, que quiero construir uno, me entusiasmé y le dije: “Colega, ¿en cuánto me saldrían dos cuartos grandes para “ya sabes qué”?

-¡Hombe, Andresito, tratándose de ti, sólo te cobro mil pesos!

-¡Ay, qué bueno! Te daré cien de adelanto…

-Que sean doscientos pa’ empezar -me dijo y yo se los di.

-¿Y ya está chambeando?

-¡Nada, y ya me ha pedido otras partidas y nada hace!

-¡Ay, Andresito, pero si ya te lo había advertido! ¡Es una “fichita”!

-¡Fichota diría yo…!

El buen hábito de la lectura

Por Jorge Parra Zapata

Recientemente el Presidente de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador dijo: impulsaremos la lectura en México, el buen hábito de la lectura será prioritario en todas las escuelas del país.

Al respecto, en alguna ocasión, el notable escritor yucateco don Ermilo Abreu Gómez expresó: despertar el interés por la lectura, es dificilísimo, en virtud de que muchas veces le damos a nuestros alumnos, para leer, voluminosos libros de prestigio universal, pero cuyo lenguaje es de difícil comprensión; de inmediato nuestros alumnos se distraen y se aburren de lo lindo con ese tipo de lecturas, puesto que no debemos ir de Gonzalo de Berceo a Calderón de la Barca, sino de Calderón de la Barca a Gonzalo de Berceo, intentar que los alumnos se interesen por la lectura a través de obras difíciles de comprender, no es lo correcto, no se debe hacer eso ¡nunca!: es preciso, es indispensable, comenzar por adiestrar a nuestros alumnos, a nuestros hijos, a nuestros amigos, en el arte de la lectura literaria. Para esto debemos seguir dos caminos sencillos y facilísimos de aplicar.

1.- Empecemos por libros modernos, e ir, poco a poco, alejándonos en la Historia. De ese modo, las dificultades idiomáticas serán menores y más fáciles de vencer. Es decir, hay que empezar con lecturas cortas, sencillas y amenas.

2.- Seleccionar no obras completas, sino páginas, las más bellas, las más cabales y motivarlos muchísimo, para despertar en ellos el interés por leer la página seleccionada; cuando ya han saboreado esas lecturas sencillas, pero interesantes, sentirán el deseo de leer completa la obra del autor.

Seguidamente nos podemos adentrar en obras más extensas como “La Noche Serena” de Fray Luis de León, “La Descripción del Otoño” de Pío Baroja, “La Feria de las Balas” de Martín Luis Guzmán. Entonces y sólo entonces será posible ampliar el campo literario.

(Proseguirá mañana)

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