Yucatán

Delfín Quezada Domínguez

La Luz siempre estará presente para que la Ciencia encuentre el camino de la Verdad y transmitirla.

Hoy por hoy la Universidad Autónoma de Yucatán está cumpliendo con creces su función en la sociedad peninsular yucateca, sobre todo, formando personas de alto nivel profesional en todas las áreas del conocimiento. Esto se ha venido demostrando en los diversos escenarios nacionales e internacionales donde los Jaguares han demostrado su valía en eventos de prestigio, como acertadamente la primera autoridad, el Dr. José de Jesús Williams, Rector de la UADY, indicó que “se han dado pasos sólidos y consistentes para consolidar las características de una universidad relevante y socialmente trascendente”.

El Dr. Williams ha manifestado también en relación a los estudiantes que como universidad pública “debemos ser la base para impulsarlos en estos tiempos de constantes cambios y transformaciones, y prepararlos para ser profesionales capaces de enfrentarse al mundo globalizado que tenemos hoy día, pues el objetivo de que participen en ellos es su formación; desarrollar capacidades en el ámbito de su formación”. En este mismo tenor, el Dr. José de Jesús Williams tiene muy claro que no se puede concebir a los estudiantes solamente como receptores pasivos de conocimientos, deben ser capaces de construirlos junto con sus profesores y trasmitirlos.

En ese marco de trascendencia histórica de la UADY queremos recordar que, hace 60 años (1959), nuestra Universidad otorgó uno de los primeros títulos de Doctor Honoris Causa al insigne estudioso de las culturas americanas, J. Eric Sidney Thompson, ciudadano inglés que por décadas se dedicó a la investigación y desciframiento de la escritura, la arqueología y la historia de la ya universal y orgullosa cultura maya.

Como bien se resume en una presentación sobre su notable figura, “el nombre de este arqueólogo inglés estará por siempre ligado a los estudios científicos mayas. Es uno de los más notables mayistas del siglo XX que hizo avanzar el conocimiento y abrió nuevas vetas de estudio para los arqueólogos y estudiosos que vendrían tras él. Los trabajos de arqueología propiamente científicos sobre los mayas, dan inicio con este distinguido investigador que la Reina Isabel nombró Sir, en 1959”.

Obras como Grandeza y decadencia de los mayas e Historia y religión de los mayas serán siempre modelo de erudición, de imaginación, de destreza literaria y de disciplina, para reconstruir la actividad creadora de un pueblo cuya filosofía y conocimientos forman parte esencial de la cultura humana. Estas obras, ya clásicas en el mundo de las disciplinas sociales y humanísticas, resumen medio siglo dedicado al trabajo arqueológico, histórico, lingüístico y etnográfico. Se dice rápido, pero ha sido una tarea colosal. Un hombre que dedicó su vida para abrir nuestro espíritu contemporáneo a un pueblo de la antigüedad que dejó huella profunda de su devenir.

Personas talentosas y comprometidas con nuestra cultura, la ciencia y nuestra historia como el etno-historiador y arqueólogo inglés, Erick J. Thompson, el escultor colombiano Rómulo Rozo, el eminente bacteriólogo japonés Dr. Hideyo Noguchi, junto con el estudioso ruso Yuri Knorosov serán siempre bien recordados por su aportación a nuestra región peninsular. Y nuestra Universidad Autónoma de Yucatán será constantemente un pilar que abrazará a estas personas para que la luz de la ciencia llegue siempre con la verdad al pueblo.

Tomando como ejemplo la trayectoria de esos insignes colaboradores históricos, esperemos que todos aquellos que han venido y los que vendrán de otros países y a los cuales nuestra Universidad les ha brindado oportunidad de trabajo, se comporten y respeten las jerarquías, a los estudiantes y a sus colegas universitari@s.