Roldán Peniche Barrera
Yucatequismo nato. No lo hemos escuchado fuera de la península. En otras Entidades se dice entre los políticos: “No quiero chamba; que me pongan donde está la lana”; la vieja respuesta sobre el mismo asunto: “¡Ay, Sr. diputado; me ha hecho Ud. un gran favor. Me gustaría obsequiarle a cambio cincuenta mil pesos pero temería ofenderle…” “¡No hombre! ¡Oféndame Ud.!”.
Mas a pesar de ser harto conocida la expresión arriba citada principalmente en el mundo político regional, ni siquiera nuestros diccionarios del habla popular yucateca lo recogen.
Hecha esta aclaración, pasemos a un ejemplo:
-¡D. Julián! ¡Julianillo!
-Oiga, no me grite, tío Pascual. Oigo hasta por las narices…
-Sí, pero yo yas’toy vejete y no podía alcanzarle…
-Está bien. Tío. ¿Pero es de urgencia el asunto que me va a plantear?
-Bastante. Supe que el museólogo Lara le hizo un homenaje por sus muchos años en el toreo y como donador del Museo Lara…
-Sí… ¡Oh, sí querido tío! Fui homenajeado por mi espléndida carrera de mataor y cantaor… ¡Sí señor! Y por otras muchas cosas.
-Hay dos noticias del día: Ud. es una de ellas.
-¿Sí? ¿Y cuál es la otra?
-Que al viejo Elmerón le ofreció su primo Mápiro, que dizque tiene algunas influencias políticas, una chamba de inspector de aves de corral del mercado y el muy burro la rechazó…
-¿Y qué motivos dio por ese rechazo?
-Que porque le ofrecían un pinche cargo de inspector de gallinas mientras que a su tío Chúcuro, que no sabía ni leer, lo habían colocado de barrendero de la Tesorería, “dónde está la mata”…
Wachy Bates
Divulgación
Las tres hermanas en la milpa maya
En un principio, las tres pululaban silvestres allá por los montes, pero llegaba Chaac con su lluvia, viento, granizo y ahí quedaba ix’im (maíz) con el tallo doblado y postrado en el suelo, bu’ul (frijol) con sus vainas encharcadas y k’uum (calabaza) con sus hojas todas agujereadas. Entonces, hermanaron sus pensamientos y meditando se pusieron de acuerdo para vivir en concordia ayudándose a crecer en el kool (milpa), donde Zamná le enseñó a los hombres a cultivarlas y beneficiarse del alimento que les proporcionarían para siempre las tres hermanas juntas. Y desde entonces, maíz se eleva alto con sus hojas como brazos extendidos para proteger a sus hermanas de las inclemencias del tiempo. A frijol se lo trepa por su tallo evitando que se arrastren sus vainas con el viento y así maduren sus granos y él a su vez se enreda en maíz haciéndolo más fuerte para que no se doble. Y calabaza defiende a sus hermanas de la maleza y los bichos con las espinas de sus hojas y sus tallos cubriendo todo el suelo, bebiendo también el exceso de la lluvia.
Y así, la milpa se volvió altar de las tres hermanas, motivo de convivencia y hermandad entre los hombres que se congregan haciendo unión para honrar a los dioses con sus ritos, después de cada cosecha.
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